Emilio Serrano y el ideal de la ópera española (1850-1939)

  1. FERNANDEZ ALVAREZ, EMILIO
Dirigida por:
  1. Emilio Francisco Casares Rodicio Director/a

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 18 de enero de 2016

Tribunal:
  1. Víctor Sánchez Sánchez Presidente/a
  2. Elena Torres Clemente Secretario/a
  3. Francesc Cortès Mir Vocal
  4. Francisco J. Giménez Rodríguez Vocal
  5. María Encina Cortizo Rodríguez Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

El proceso histórico de creación de una ópera nacional, tema central de la vida musical española del siglo XIX, se convirtió en el último tercio de ese siglo en una aspiración colectiva irrenunciable, un ideal que suscitó en torno a su definición y sus posibilidades de existencia una de las polémicas más prolongadas en el curso de nuestra historia musical. Los más destacados especialistas han situado siempre el nombre de Emilio Serrano en un lugar preferente entre los compositores operísticos de la generación empeñada en la consecución de ese ideal (una generación formada sobre todo por Emilio Arrieta y en Europa, en la que destacan nombres como los de Felipe Pedrell, Tomás Bretón y Ruperto Chapí), subrayando la necesidad de realizar un estudio de su labor, todavía no llevado a cabo con la profundidad que merece. Emilio Serrano (Vitoria, 1850¿Madrid, 1939) estudió en el conservatorio madrileño, y consiguió en 1885 el pensionado de mérito en la Escuela Española de Bellas Artes en Roma, visitando Austria, Alemania y Francia como parte obligada de su gira de estudios. Perseverante defensor del ideal de la ópera nacional, estrenó cuatro óperas en el Teatro Real de Madrid: la primera, Mitrídates, en 1882; a esta le siguieron Giovanna la pazza, sobre Locura de amor, de Tamayo y Baus, en 1890, e Irene de Otranto, basada en el drama de José de Echegaray La peste de Otranto, en 1891. Su más resonante éxito, Gonzalo de Córdoba, con un libreto propio basado en El Gran Capitán de Manuel José Quintana, fue presentado en el Real en 1898. La última de sus óperas, La maja de rumbo, con libro de Carlos Fernández Shaw, se estrenó en el Teatro Colón, de Buenos Aires, en 1910. Aunque se le suele clasificar como compositor de música escénica, la producción musical de Serrano es variada: además de la ópera y la zarzuela, cultivó el género sinfónico, el concierto, las canciones para voz y piano y la producción pianística a solo. Durante veinticinco años ejerció como músico de cámara de la infanta Isabel; fue también director artístico del Teatro Real y académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y durante largo tiempo presidió la sección de música de la misma. Al fallecer Arrieta en 1894, Serrano le sucedió en la cátedra de composición del conservatorio de Madrid, formándose en sus clases, hasta su jubilación en 1927, buena parte de los miembros de la generación de los maestros. Desde el punto de vista musicológico, el olvido en que ha caído su labor operística no puede ser más injusto, y por ello resulta urgente la recuperación de su legado, estudiando su figura y su obra desde los siguientes puntos de vista: a) un panorama biográfico que destaque los hechos fundamentales de su trayectoria profesional, debidamente considerada en el contexto musical de su época. b) un análisis técnico de sus partituras operísticas, tomando en consideración la génesis y difusión de cada obra y su recepción a través de la consulta de fuentes hemerográficas. c) un análisis estético de sus obras y escritos sobre el teatro lírico, insertado en un marco hermenéutico coherente que integre las estructuras sociológicas y políticas de la Restauración, de modo que podamos definir debidamente su posición estética y su relación vital con el mundo artístico de la época, prestando particular atención a sus contribuciones a la ambiciosa tarea generacional de construcción de la ópera nacional. Todo ello se ha intentado en la presente tesis, entre cuyas fuentes documentales deben destacarse, además de las partituras y los escritos teóricos del compositor, documentos hasta ahora inéditos como el borrador de una monografía sobre Serrano redactado por José Subirá en 1939, localizado en la Biblioteca Nacional de Catalunya, y los apuntes autobiográficos del compositor que dan forma a sus Memorias manuscritas, conservados en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.