El crimen como pre-textoel contexto social en las novelas policiacas de Henning Mankell y Manuel Vázquez Montalbán

  1. ÁLVAREZ DE LA CRUZ, MARÍA
Zuzendaria:
  1. Barbara Fraticelli Zuzendaria

Defentsa unibertsitatea: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 2017(e)ko ekaina-(a)k 26

Epaimahaia:
  1. Eugenia Popeanga Chelaru Presidentea
  2. Carmen Mejía Ruiz Idazkaria
  3. Rocío Peñalta Catalán Kidea
  4. Juan Salvador Paredes Núñez Kidea
  5. Fernando Carmona Fernández Kidea

Mota: Tesia

Laburpena

Desde la aparición del hard-boiled en Estados Unidos allá por 1929, la novela negra se ha ido convirtiendo en el género literario privilegiado para expresar crítica y denuncia sociales. La popularización de esta corriente en Europa ha llevado a distintas expresiones de novela negra adaptadas a los dispares contextos sociopolíticos del continente. Su popularización en las diversas escenas literarias europeas se ha producido escalonadamente. Así, mientras, en la tradición literaria sueca, el género policiaco era bien conocido y gozaba de un amplio público lector desde sus albores; en España tardó más de un siglo en cuajar. Sin embargo, la novela policiaca sueca destaca por centrarse en el desarrollo de tramas protagonizadas por policías, variante conocida como Polisroman o Police Procedural. En clave española, al igual que en contexto latinoamericano, los cuerpos de seguridad del Estado no han gozado históricamente del mismo prestigio que en latitudes escandinavas. Por ello, la figura del llanero solitario al borde de la marginalidad social que representa el detective hard-boiled estadounidense cobrará sentido en un espacio sociopolítico donde la policía ha desempeñado un papel importante como fuerza de represión del Estado hasta 1975 y podrá adaptarse a las particularidades españolas. Precisamente, será Manuel Vázquez Montalbán con la publicación de Tatuaje en 1974, quien dotará a su protagonista, el desencantado detective privado Pepe Carvalho, de las suficientes singularidades ibéricas que permitirán abrir el camino a una novela policiaca española cargada de aspiraciones a convertirse a crónica sociopolítica de toda una época: la Transición y el nuevo Estado democráticos surgidos de los rescoldos del franquismo. Henning Mankell , por su parte, recoge el testigo de Per Wahlöö y Maj Sjöwall para perfilar su particular versión del desasosiego social y político que está experimentado la sociedad sueca observado y vivido por un policía rural: Kurt Wallander. Uno de los principales logros del autor sueco es haber contribuido al salto que ha dado la narrativa policiaca sueca lejos de sus fronteras culturales. Estos dos autores, si bien con estilos bien diferenciados, buscan llevar al lector a una reflexión sobre el significado social, político e histórico del tiempo contemporáneo y los interrogantes que plantea respecto al devenir común de la sociedad. Tal conjunción de ficción y realidad cristaliza en la novela policiaca que nos proponen y se trasvasa a su propia estructura narratológica. El papel esencial del espacio se transforma en cada autor, mientras Vázquez Montalbán sitúa a Barcelona dentro del mapa literario de ciudades negras, Mankell hace emerger las realidades más inquietantes de la campiña sueca, no tan alejada como pudiera parecer de los subsuelos urbanos. Pero sí por algo destacan ambos es por el peculiar tratamiento, carisma y significación del que dotan a los personajes esenciales de la narrativa policiaca: sus víctimas, sus culpables, y muy especialmente, sus respectivos detectives, verdaderos responsables de la voracidad con que acuden a sus páginas miles de lectores.