A nobreza na poesía lírica galego-portuguesa
- Rey Somoza, Antonio
- Pilar Lorenzo Gradín Zuzendaria
Defentsa unibertsitatea: Universidade de Santiago de Compostela
Fecha de defensa: 2009(e)ko iraila-(a)k 28
- Mercedes Brea López Presidentea
- José Miguel Andrade Cernadas Idazkaria
- Antonia Martínez Pérez Kidea
- Juan Salvador Paredes Núñez Kidea
- Anna María Mussons Freixas Kidea
Mota: Tesia
Laburpena
La lectura y la interpretación del pasado literario gallego-portugués realizada en las páginas del estudio llevado a cabo muestra desde perspectivas complementarias la apología del régimen cristiano-feudal tanto en su vertiente religiosa como laica. Los elementos perturbadores del orden ideal de la sociedad feudal peninsular y aquellos otros que rompían con los preceptos del Cristianismo van a ser reconducidos sea a través de la sátira o del exemplum (en función del género literario tratado) a la norma que debía guiar a todo noble que se preciase de su condición social, a todo aquel que debía exhibir su honra en las diversas facetas de la vida. Hay que señalar que, en términos globales, en las Cantigas de Santa María, salvo la imagen negativa que se proporciona de los considerados enemigos de la religión cristiana, y quizá también el recelo que se percibe de manera puntual hacia determinados escuderos y coteifes, que no provienen de una militia de sangre, no hay ningún miembro de la nobleza que sea tratado con especial desprecio o ironía, sino que lo normal es la actitud contaria, es decir, el autor presenta a personajes que simplemente cometen algún error por su condición humana o padecen alguna desgracia, pero sin realizar consideraciones despectivas, que se reservan siempre para los ya mencionados infieles, entre los que se incluyen los herejes, porque ellos cuestionan directamente la figura del propio y verdadero Dios. Incluso se puede decir que en la compilación elaborada por Alfonso X hay una cierta predisposición al ensalzamiento de las virtudes de los monarcas y de los miembros del estamento eclesiástico, principalmente monjes y monjas, que cometen pecados ocasionales e individualizados, pero que nunca son actitudes generalizadas dentro de los oratores y de los integrantes de la parte más alta de la pirámide feudal. Como se vio a lo largo del trabajo realizado, las cantigas de escarnio e maldizer y los textos marianos permiten reconstruir una gran parte de la vida cotidiana de la Edad Media peninsular, ya que ambos registros dan cuenta desde perspectivas complementarias de las grandes líneas de comportamiento por las que se regía (o debía regir) la nobleza medieval. El desvío a la norma establecida es siempre criticado en las dos vertientes del corpus, mientras que el cumplimiento de los deberes sociales y religiosos merecen a alabanza del trovador y/o la correspondiente recompensa divina. Aúnque a veces los textos satíricos parezcan presentarse como puro juego poético, que tiene como finalidad primordial hacer reír a un auditorio determinado, lo cierto es que muestran el contrapunto del modelo ideal de nobleza sobre el que reposaba el imaginario medieval. Las dos modalidades examinadas ofrecen diversidad de situaciones y también sucesos distintos, pero los parámetros empleados por los autores para situar a los personajes obedecen a un cuadro preexistente sobre el que reposaba el feudalismo ibérico. En las sátiras, los trovadores emplearon todos los mecanismos de la inversión para reescribir de modo jocoso la estructura social, sus temas y situaciones, mientras que el rey Alfonso X en las cantigas marianas escogió otras series lexicales, otros temas y procedimientos retóricos para loar la imagen ejemplarizante de María y para perseguir una finalidad didáctica con sus relatos. El estudioso está, por lo tanto, ante dos mundos, dos registros, que, sin embargo, ofrecen unos mismos principios sociales. Para facilitar la exposición fueron unidos los grupos laicos con los eclesiásticos y fueron atendidos en orden descendente, según la jerarquía que imperaba en la época trovadoresca. Se elaboró una explicación general de lo que era cada categoría social, cada institución y de cuál era su situación; a partir de ahí, se recogieron las cantigas que presentaban personajes del grupo a tratar para analizar su contenido y sacar las oportunas conclusiones sobre la ideología social que subyace a los textos. Así mismo, se dedicó un apéndice especial al estudio de las categorías de trovador y juglar y a la polémica que desenvolvieron. Debido al carácter interdiciplinario del trabajo llevado a cabo y al gran número de cantigas a tratar, la extensión del mismo obligó a reducir el análisis retórico, que se limitó a señalar los recursos fundamentales empleados en los dos registros examinados. El objetivo fundamental del estudio realizado fue, pues, reconstruir y comprender una sociedad y unha cultura concretas que se descubrieron al mismo tiempo ricas y complejas. Después de los análisis efectuados, de las clasificaciones y de las interpretaciones relativas a las cantigas tratadas, se concluye que la literatura es una apología, laica y religiosa, de los valores cristianos y feudales de la Edad Media. Las cantigas reconducen los comportamientos que perturban el orden social, concretamente aquellas actuaciones y situaciones que rompen el ideario de excelencia social y moral que se le suponía a la nobleza y a los cargos eclesiásticos. Las Cantigas de Santa María no censuran a ningún grupo noble concreto, sino que ponen ejemplos de individuos que se equivocan en su comportamiento o que sufren determinadas desgracias, pero siempre de modo particular, sin generalizaciones en la etopeya realizada; por lo contrario, en la compilación alfonsina sí es extensible la buena consideración al conjunto de los monarcas castellanos, a los emperadores y a las dignidades de la Iglesia. Toda la nobleza resulta modélica, arquetípica. El equívoco, la dilogía, el sarcasmo, la ironía y la parodia son los grandes recursos de los poetas satíricos gallego-portugueses, además del ataque directo a unos personajes que no siempre es posible identificar históricamente. Es claro que los escarnios, a diferencia de las cantigas religiosas, presentan un mundo y unos personajes llenos de imperfecciones, as veces incluso destructores del orden humano creado por Dios. Para los autores satíricos la nobleza tiene muchos defectos, los comportamientos sexuales desordenados son habituales y descarnados (con abundante tratamiento del tema de la homosexualidad), la enfermedad es motivo de burla y los grandes vicios de los individuos censurados son la cobardía, la traición o la presunción. Los textos marianos son muy críticos con la lujuria, de ahí que la censuren en numerosas ocasiones y contextos (incluso en algunos que no son tocados por las sátiras, como el incesto o la violación), y tratan las dolencias como desgracias dignas de lástima piadosa. De todas formas, la ideología que guio la composición de las dos modalidades tratadas en la tesis refleja siempre el esquema tripartito de la sociedad medieval. En la obra mariana ordenada por Alfonso X predomina, sin lugar a dudas, el sensus moralis, que determina que todos los grupos consigan la salvación mediante la práctica de los principios de la fe cristiana y de la reconducción al camino del bien a través de la intervención mariana. Por lo contrario, los textos satíricos denuncian ciertos comportamientos decadentes de la nobleza, no con una función que parezca tener carácter regenerador, sino más bien con una finalidad lúdica, que levantaría la risa benéfica del auditorio que rodeaba a los trovadores.