La influencia de las condiciones de vida en el desarrollo de los cuidados profesionales destinados a personas mayores en españa
- José María Labeaga Azcona Director/a
- José Aureliano Martín Segura Codirector
Universidad de defensa: Universidad de Granada
Fecha de defensa: 24 de marzo de 2017
- Joaquín Aparicio Tovar Presidente/a
- Eulogio Cordón Pozo Secretario
- Luz María Peña Longobardo Vocal
- Juan Antonio Maldonado Molina Vocal
- Cristina Vilaplana-Prieto Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
“La influencia de las condiciones de vida en el desarrollo de los cuidados profesionales destinados a personas mayores en España” INTRODUCCIÓN La realidad de la población española y su perspectiva futura son demostrativas del proceso de envejecimiento que afecta a nuestra sociedad, con alta esperanza de vida, proporción elevada de personas con 65 años y más en general (superior al 17%), así como de 80 y más en particular (más del 5%). La conquista del envejecimiento tiene lugar a cambio de discapacidad ((López, 2005), con origen físico, intelectual o sensorial. Cuando las limitaciones que padecen los mayores afectan a actos esenciales de la vida diaria y requieren la necesidad de tercera persona, aparece el concepto de cuidados de larga duración, la situación de dependencia. Tras nueve años de experiencia gestora del sistema de dependencia español, se comprueba cómo tres de cada cuatro personas superan la edad de 64 años y la mitad 79, con dominio preferente femenino (dos de cada tres supuestos). En función de quién efectúa los cuidados, se distingue una doble dimensión, los familiares o informales, prestados por el entorno cercano del beneficiario, frente a los profesionales, realizados por persona o entidad externa, denominados también informales. Los primeros han sido la opción tradicional española, aunque a raíz del nuevo modelo familiar, la atención profesional está asumiendo protagonismo. Forman parte del catálogo de servicios externos en materia de apoyos a personas mayores, el centro residencial (CR), el moderno centro diurno / nocturno (CD), el servicio de ayuda a domicilio (SAD), el de teleasistencia (TAD) y, en menor medida, los programas de promoción de la autonomía y prevención de la situación de dependencia junto a la novedosa figura del asistente personal. Los servicios profesionales no sólo contribuyen a la mejora de la calidad de vida de sus destinatarios, sino que también son un importante yacimiento de empleo, especialmente femenino. El objetivo de la presente investigación se circunscribe, como objetivo principal, a conocer si determinadas condiciones de vida que afectan a la población mayor inciden en el desarrollo de los servicios profesionales en el periodo de estudio (1999/2010), etapa trascendental en el desarrollo de los servicios sociales en España. Para ello, se establecen cinco escenarios posibles. (1) La influencia sobre el indicador de cobertura total (ICT) de naturaleza profesional, sumatorio de la proporción de personas mayores que reciben o utilizan servicios residenciales, diurnos o de ayuda a domicilio (no se incluye en esta indicador la teleasistencia, dada su naturaleza complementaria, ni tampoco los programas de promoción, prevención y asistencia personal, por tener desarrollo reciente). Con motivo de la separación entre actuaciones domiciliarias y las efectuadas en centros, se analiza la incidencia de las condiciones de vida en (2) los programas domiciliarios frente a (3) los centros residenciales, así como sobre el incipiente (4) servicio de teleasistencia, ampliamente aceptado y con identidad propia. Por último, se analiza el estudio de un caso concreto, la experiencia del (5) sistema de dependencia en la Ciudad Autónoma de Ceuta. Complementando el objetivo prioritario, se plantea conocer si se ha producido situación de cambio estructural en el periodo de estudio (1999/2010), la posición del modelo español en el marco comparado, el comportamiento homogéneo / heterogéneo a nivel autonómico, cómo afecta la disminución en el número de cuidadores familiares o el régimen de participación económica en el coste de los servicios. DESARROLLO TEÓRICO La posición de origen la constituyen los cuidados familiares sobre los que se relacionan los profesionales compensando, reforzando la dificultad, complementando o sustituyendo (García, Jiménez, Oliva y Vilaplana, 2011). Así, se recurre a los cuidados formales compensando por orden preferencial a los familiares (Ettner, 1995), ante la complejidad de las tareas (Mentzakis, McNamee y Ryan, 2009), complementando al informal (Edelman y Hughes, 1990) o cuando las opciones son alternativas excluyentes o por sustitución (Green, 1983; Viitanem, 2007). Los sistemas de cuidados se encuentran en fase de modificación, en dirección a posiciones distintas de partida (Rodríguez, 2007), donde en el modelo universal o socialdemócrata (provisión pública) el mercado adquiere importancia (Szebehely y Trydegárd, 2012) junto a la familia (Sundström y Johansson, 2005), el continental (universalidad vía Seguridad Social) combina cuidados profesionales con familiares (Sowa y Styczynska, 2011) y, finalmente, el mediterráneo tiende a un itinerario universal (España vía universalización). Desde la perspectiva del lugar donde se efectúan los cuidados, el domicilio o el centro, los primeros son preferentes en base a circunstancias o determinantes de situación de soledad (Wilkins y Park, 1998; Forbes et al. ,2003), beneficiarios del sexo femenino (Wilkins y Park, 1998), el estado de viudedad (Sttodart, Whitley, Harvey y Sharp, 2002), la edad avanzada (Holsttein, Pernille, Almind y Holst, 1990), padecimientos con limitaciones graves (Meinow, Käreholt y Lagergren, 2005) o menores ingresos (Wilkins y Park, 1998; Holstein et al. , 1990; Forbes et al. , 2003). En relación con las investigaciones sobre desarrollo del ingreso residencial, influyen en su evolución la situación de soledad de la persona mayor (Karlsson, Edberg, Westergren y Hallberg, 2008), estado civil de soltero (Kending, Browning, Pedlow, Wells y Thomas, 2010; Ayuso, del Pozo y Escribano, 2010), de sexo femenino (Kliebsch, Stürmer, Siebert y Brenner, 1998), situaciones de dependencia graves (Kending et al., 2010), edad avanzada (Karlsson et al. , 2008), residencia en el ámbito urbano (Ayuso et al., 2010) y especialmente el deterioro cognitivo (Kending et al. , 2010; Gaugler, Duval, Anderson y Kane, 2007). Desde la perspectiva de las condiciones de vida, dimensiones individuales y sociales, se toman en consideración las de naturaleza económica y socio-demográfica. La situación económica adquiere trascendencia en materia de cuidados, toda vez que se relacionan los cuidados profesionales con el incremento del gasto público (Viitanem, 2007), de manera concreta con los programas domiciliarios (Corson, Grannemann y Holden, 1998) y paralela disminución de las atenciones familiares. Unas investigaciones relacionan los menores ingresos del usuario y su familia con la atención profesional (Fredericks, Tewierik y van Rossum, 1991; Wilkins y Park, 1998) y, en especial, con los ingresos residenciales (Gaugler et al., 2007; Ayuso et al., 2010) y las más elevadas con apoyos familiares (Demaerkschalls y van Denboer, 2013), debido a que prefieren financiar sus propios cuidados (Janus y Ermisch, 2015). Otras vinculan, en el ámbito del sistema de dependencia español, las rentas más elevadas con la prestación económica para cuidados del entorno familiar (Del Pozo, Escribano y Moya, 2011) y las más bajas con el acceso a servicios (López y del Pozo, 2010), donde la clase media puede ser la más perjudicada en el acceso a las atenciones profesionales (Rogero, 2010). Entre las variables de naturaleza social destaca la soledad, ampliamente relacionada con los cuidados profesionales en general (Thorslund, Norström y Wernberg, 1991; Gott et al., 2007; Rogero, 2010; Boumans y Deeg, 2011). La variable educativa, cuando es elevada se relaciona con una mayor esperanza de vida (Navarro y Bueno, 2005) y acceso a cuidados profesionales (Rogero, 2009); si se produce ausencia formativa, con situación de dependencia (Casado y López, 2001) y con elevada presencia de cuidados familiares (Jiménez y Vilaplana, 2007). El trabajo de personas extranjeras en el ámbito doméstico favorece el acceso a la atención informal (Martínez, 2014), aportando cobertura ante la ausencia de recursos de protección social (Martínez, 2014). De igual forma, el número de convivientes en el domicilio es determinante en la provisión de cuidados, asociando la menor presencia con cuidados familiares (Rogero, 2010). Mención especial requieren los problemas de salud y situación de dependencia, asociados a cuidados formales, especialmente residenciales (Kending et al., 2010), con especial referencia a la demencia (Luppa et al. , 2010; Ayuso et al. , 2010).