Lecturas del compromiso. "La otra sentimentalidad" y el compromiso poético en la historia de la literatura española

Resumen

En las inquietudes lectoras de los poetas suele desplegarse la formulación insinuada de un proyecto personal, el negativo de las búsquedas estéticas por donde transita su propio mundo literario, la defensa de una voz reflejada en el espejo de otra que habla en secreto de sí misma. Desde estas consideraciones el presente trabajo se presenta como un ejercicio interesado en el diálogo de unos poetas con otros, en las lecturas cruzadas entre la búsqueda de una tradición y la justificación de una poética, en la posibilidad de una escritura materialista que interrogue los fantasmas del compromiso para plantear una alternativa. Y todo ello a propósito de los autores granadinos de La otra sentimentalidad. La problemática del compromiso ha atravesado, de un modo u otro, la poesía española del siglo XX a partir de una norma literaria que abre una brecha entre estética e historia, como si el discurso poético solo pudiera mirarse en el espejo de su propia intimidad de palabras y sentimientos —por muy nobles que sean—, como si tuviera un en-sí autónomo, una interioridad pura, enfrentada a la ajenidad de un exterior espurio que solo implicaría degradación y mancha en caso de contacto. La división entre lo privado y lo público, el desgarro entre la finalidad sin fin del arte y el deber urgente que exigen ciertos momentos excepcionales de la historia, el difícil equilibrio entre el clavel y la espada —por recordar los términos de Alberti—, fueron cuestiones que trataron de afrontar los integrantes de La otra sentimentalidad desde unos planteamientos distintos. La propuesta poética granadina —una de las más importantes que surgieron a principios de los años ochenta— en un movimiento constante de distancias, desplazamientos y rupturas, buscó una poesía diferente, capaz de convertirse en un instrumento de indagación ideológica, desde el que des-comprometerse, desde el que decir no a la historia establecida, fusionando literatura y vida a favor de una historia habitable. El encomiable esfuerzo teórico, crítico y poético que definió la propuesta granadina puede rastrearse a través de la lectura que sus integrantes hicieron de otros autores. Más allá de la búsqueda de fuentes e influencias, el presente trabajo atiende al diálogo crítico que los poetas de La otra sentimentalidad han mantenido con la tradición en unos casos significativos. Comenzando por un recorrido a través de los prólogos con los que se presentaba la propuesta granadina en la antología decisiva de 1983, la primera parte del trabajo se interroga por la existencia —o no— de La otra sentimentalidad como grupo o por la posibilidad de "una otra sentimentalidad" como inconsciente —vital y literario—, aspectos tratados en el segundo capítulo y que vienen a matizarse en el siguiente mediante algunos textos de los propios autores sobre la propuesta granadina. Si para entender los motivos e intereses de La otra sentimentalidad era necesario ir a buscarlos en las declaraciones de sus integrantes, ahí se abría una brecha entre las definiciones y los intentos de definir por donde se escapa la propuesta. Por eso en la segunda parte del trabajo se aventura una posible vía para intentar comprender las dimensiones de La otra sentimentalidad a partir de la lectura que sus poetas hicieron sobre otros autores. En la palabra cordial y la historicidad de los sentimientos defendida por Antonio Machado, en el itinerario nómada del poeta en la calle que investiga su educación sentimental como Rafael Alberti, o en el juego de hacer versos que llevó hasta el final Jaime Gil de Biedma, los integrantes de La otra sentimentalidad encontraron magníficos argumentos para sustentar su propuesta: una mirada a la intimidad de los espejos.