Educación, etnicidad y religiosidad raizal en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina (Colombia)

  1. Calabresi, Gloria
Dirigida por:
  1. Francisco Javier García Castaño Director
  2. Gunther Dietz Codirector/a

Universidad de defensa: Universidad de Granada

Fecha de defensa: 17 de enero de 2014

Tribunal:
  1. Ángel Acuña Delgado Presidente
  2. Aurora Alvarez Veinguer Secretaria
  3. Guido Rings Vocal
  4. José Luis Anta Félez Vocal
Departamento:
  1. ANTROPOLOGÍA SOCIAL

Tipo: Tesis

Resumen

Este trabajo nace de algunas preguntas y afortunadamente también termina con otras. La investigación se inspira en aquellos cuestionamientos que me han retado a lo largo de mi carrera y que apuntan a comprender la manera en qué los grupos denominados ¿étnicos¿ piensan, construyen y negocian sus modos de identificación, articulándolos con la sociedad y la nación. Si en una anterior investigación etnográfica (Calabresi, 2005) he tratado de entender estos temas en contextos indígenas ¿ trabajando sobre nuevas formas de liderazgo en comunidades de guaraní-mbya (Brasil)¿, en esta ocasión trato de analizarlos a través de la institución que por excelencia ha utilizado el estado-nación para la construcción de la identidad nacional: la escuela. Expresiones y dinámicas políticas, económicas, sociales y culturales tienden a globalizarse, pero paradójicamente el valor de lo local poco a poco se ve reforzado; los escenarios y contextos locales reclaman ahora vigencia y se superponen a aquellos globales en un intento de reconfigurar los vínculos que hasta ahora han sido establecidos. Frente a la aparente tendencia homogeneizadora de la tan nombrada aldea global, la realidad es otra. El deseo a pertenecer a comunidades más pequeñas, a reclamar una diferencia sea política, económica, religiosa, étnica o lingüística poco a poco se hace patente. Surge entonces la pregunta ¿de qué forma se están dando los procesos para construir nación si debe mediar entre lo global y la renaciente revaloración de lo local (Robertson, 1992)? Fernando Zalamea (2000:75) plantea que cada relación y cada ámbito puede ser local, regional, delimitado; pero es sólo con una lectura pragmaticista, que compara constructivamente los diversos ámbitos locales y globales al reconocer la existencia de redes continuas, como se puede desvelar y conocer las relaciones existentes: ¿lo uniformemente local puede reintegrarse en una visión global, así cualquier intento de reconstrucción de lo universal debe ser concebido como pegamiento sincrético de lo local¿ (Zalamea, 2000:73). La peculiaridad de estos grupos reside en ese estar simultáneamente ¿dentro y fuera¿ de una comunidad nacional que hasta hace poco los invisibilizaba en el mejor de los casos, y los excluía las mayorías de las veces. A raíz de la nueva Constitución de 1991, el estado colombiano ha iniciado frente a ellos una política distinta, fundada en una idea más amplia de nación que incluye la idea del la pluri- (aunque todavía no de la inter-) etnicidad. ¿Qué implicaciones tiene este cambio? ¿Cómo están siendo recibidos, resignificados y apropiados los nuevos discursos de nación por los propios grupos reconocidos como ¿étnicos¿? Varias circunstancias personales me han llevado a fijarme en el peculiar contexto sociocultural del archipiélago de San Andrés y Providencia (Colombia), una frontera múltiple en el complejo espacio del Caribe insular: territorio colombiano, pero cercano mucho más a Nicaragua que a Colombia; parte de un estado oficialmente hispanoparlante, pero habitado por una población tradicionalmente angloparlante y con raíces culturales profundamente relacionadas con el Anglo Caribe (el autodenominado pueblo raizal); en fin, un territorio pequeño e insular, pero todo menos que aislado y ciertamente muy complejo por su composición social y étnica. Hacer un análisis global de los impactos del pluriculturalismo y la plurietnicidad en la escuela, aunque fuera solo en la isla de San Andrés (Departamento Archipélago, Colombia) es una empresa compleja que requeriría varios años de trabajo. Por esta razón he decidido centrarme en un caso muy específico y peculiar, el único centro de bachillerato de la isla de San Andrés que ha implementado un proyecto de educación trilingüe, volviéndose un colegio privado para poder hacerlo y para poder apoyar más abiertamente a las instancias reivindicativas de un movimiento étnico raizal (AMEN-SD). Se trata del First Baptist School. La tentativa de ahondar los más posibles en un caso (aparentemente) tan circunscrito me ha llevado a desplazar progresivamente mi interés de los procesos pluri e interculturales en la escuela a la construcción de la etnicidad a través de la planeación y de la aplicación del proyecto ¿étnico y trilingüe¿ del First Baptist School. Hoy muchas miradas están puestas sobre el archipiélago de San Andrés y Providencia, por distintas razones. El archipiélago, que a pesar de la escasez de sus tierras emergidas comprende más de 350 000 km2 de mar, está l centro de una contienda territorial con Nicaragua, que dura desde comienzo del siglo XX. Al mismo tiempo, las iniciativas separatistas (o supuestas tales) de algunos sectores de la población raizal llevan las islas a aparecer a veces en las primeras páginas de los diarios nacionales, mientras que en numerosas páginas internas aparecen constantemente no tanto en las crónicas, como en los anuncios de publicidad: el archipiélago es el destino turístico interno por excelencia, ¿la playa de la Nación¿, según una expresión usada por primera vez por el expresidente Uribe. (Lo que los diarios suelen olvidar de mencionar es la situación trágica de crisis social y ambiental que afecta las islas, acarreando múltiples cuestionamientos frente al futuro del archipiélago). La comunidad de raizales de San Andrés y Providencia tiene unas particularidades históricas, culturales, económicas, sociales, políticas y geográficas que la diferencian de cualquier otro grupo étnico de Colombia, incluyendo a los afrocolombianos. Los sanandresanos son más afines a los ingleses y esclavos africanos provenientes de otras islas del Caribe que a los españoles y a los esclavos introducidos en América vía Cartagena y Perú. Así, el archipiélago conserva un conjunto de particularidades relacionadas principalmente con dos aspectos: por un lado con su historia específica, aquella que surge de los procesos de ¿creolización¿ que implican una resignificación y resimbolización de los elementos provenientes de las diversas presencias culturales dominantes que han tenido más influencia en estas islas (ingleses, caribeños, españoles, colombianos); por otro, los procesos contemporáneos de occidentalización de las islas del Caribe, en que estos territorios insulares se convierten en anhelados ¿paraísos turísticos¿. La inserción de la lógica de la economía turística en el archipiélago ha sido orientada, en parte, por el mismo estado colombiano que, en su preocupación por construir un vínculo real con este alejado territorio, ha puesto en marcha dinámicas de masificación turística con el objetivo ¿acercar¿ las islas al resto de la nación y de lograr en ellas una ¿óptima modernización y desarrollo¿. Los conflictos sociales que caracterizan hoy San Andrés derivan precisamente de las formas en que el estado colombiano ha tratado de integrar este territorio insular a su conjunto. Este conflicto no es nuevo, pero en el actualidad se encuentra agravado por la difícil situación socio-económica, política y cultural a la que están enfrentados los sanandresanos. Cada vez son más las expresiones radicales entre sus habitantes, algunas de las cuales resisten a identificarse como colombianos y a las formas en que el estado central ha venido interviniendo en sus asuntos locales, hasta el punto que algunos proponen la necesidad de separarse de Colombia y otros de ser autónomos. Por ello, tomar el caso de San Andrés se hace aún más relevante, pues es fundamental ver qué está pasando en los habitantes de este espacio insular. Los reconocimientos étnicos incluidos en la Constitución del 1991 legitiman su reivindicación de diferencia y les abren espacios políticos propios. El hecho de que el estado colombiano reconozca estos grupos como minorías étnicas crea de hecho posiciones jurídicamente válidas desde las que estas poblaciones pueden abogar por sus derechos. En este contexto amplio, la escuela y en particular el First Baptist School (veremos porqué en los capítulos siguientes) se configura como uno de los pedestales principales sobre los que se sube la ¿minoría étnica reconocida¿ raizal para sostener sus reivindicaciones. Más allá del contexto educativo en sí y por sí, entonces, el primer colegio bautista de San Andrés se revela por ser (o por lo menos, yo considero que sea) un nudo central, en el que se entrelazan varios niveles y muchas dinámicas sociales y culturales relacionadas con la situación actual de la isla y, en particular, de la comunidad raizal. (Etno)historia, política, religión, lingüística, educación: todos los hilos que tienen que ver con la etnicidad raizal pasan en algún modo por este colegio. Para entender las distintas dinámicas que se generan en la isla alrededor de la etnicidad raizal no se puede mantener un punto de vista unívoco, sino es necesario tratar de moverse entre diferentes niveles de observación e interpretación, que ayuden de algún modo el análisis de una construcción continuamente cambiante cual es cualquier identidad étnica. Al hablar de identidad raizal, entonces, no nos referimos a un ¿objeto¿ sino a un discurso, que, como todos los discursos, solo tiene sentido en los contextos en los que se viene pronunciando. Por esta razón, hemos decidido estructurar los diferentes capítulos tomando en cuenta las diferentes miradas hacia la etnicidad raizales: la institucional, la legal, la de los actores (internos a la escuela, a los movimientos, etc.) y la más directamente mediada por la observación etnográfica de la investigadora. El capítulo 1 trata de esbozar a la etnohistória del archipiélago, colocándolo antes dentro del más amplio contexto del Caribe (en particular, del Caribe Occidental), con su atormentada historia de colonización, esclavismo, neocolonización, y después restringiendo la mirada a cómo estas dinámicas macroregionales o globales han influido en la vida los habitantes de las islas, contribuyendo a determinar su idiosincrasia y la situación actual en la que se encuentran hoy en día. En el capítulo 2 la mirada se acerca aun más y, fijándose sobre todo en San Andrés, trata de analizar la etnogénesis de los raizales como pueblo y como minoría étnica reconocida, ahondando tanto históricamente en los procesos que han llevado, con el fin del esclavismo, a la formación de la sociedad mulata isleña (mediados del siglo XIX), como en la relectura que de estos procesos hacen hoy en día los movimientos sociales raizales para reivindicar sus derechos étnicos. Se destaca, en particular, el proyecto político del movimiento AMEN-SD y sus relaciones profundas tanto con la iglesia bautista como con el instituto escolar que está al centro de esta investigación. El capítulo 3 está centrado en el First Baptist School y, en particular, en el proyecto educativo ¿étnico y trilingüe¿ que lleva adelante. A través de ello, se analizan las relaciones existentes entre el colegio, la primera iglesia bautista del archipiélago y el movimiento radical de reivindicación raizal AMEN-SD: relaciones que hacen resaltar dinámicas sociales, culturales y políticas que afectan al conjunto de la población del archipiélago y no solo la comunidad escolar. El capítulo 4 nos ocupamos principalmente de las prácticas pedagógicas y de organización escolar dentro del colegio, basándonos sobre todo en las entrevistas y conversaciones tenidas con el personal docente, administrativo y directivo, además de los y las alumnas y sus familias. Estas prácticas muestran como los discursos de la etnicidad se entrelazan con los valores morales cristianos y, en particular, con la interpretación que los bautistas dan de ellos. El capítulo 5, en cambio, se basa sobre todo en las notas de campo y en general en las observaciones de la investigadora respecto a prácticas escolares y no escolares (comunitarias), llevadas a cabo dentro y fuera de la escuela, en las que participan tanto personas internas como externas a la comunidad escolar (raizales y no raizales). Si hasta ahora se han presentado sobre todo lo discursos alrededor del ¿ser raizal¿, aquí la centralidad del ¿hacer¿ sobre el ¿decir¿ permite releer estos discursos desde otra perspectiva.