Pobreza y vivienda en ecuadortres análisis desde la economía

  1. Quishpe Sinailin, Pablo David
Dirigida por:
  1. Paloma Taltavull de la Paz Director/a
  2. Francisco Juárez Tárraga Codirector/a

Universidad de defensa: Universitat d'Alacant / Universidad de Alicante

Fecha de defensa: 30 de septiembre de 2019

Tribunal:
  1. Martín Sevilla Jiménez Presidente/a
  2. María Teresa Sánchez Martínez Secretaria
  3. Juan Carlos Jiménez Jiménez Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 602626 DIALNET

Resumen

Introducción o Motivación La crisis financiera mundial del 2007, desencadenada por el desplome del mercado de la vivienda en los Estados Unidos, generó una fuerte desaceleración económica, tanto en las economías avanzadas, emergentes, y las de bajo ingreso, que visibilizo una vez más el riesgo sistémico existente y la importancia que se debe dar a los análisis del mercado de la vivienda (tanto en el ámbito académico como en el de políticas públicas), donde una parte importante de los hogares está viendo en riesgo la posibilidad de acceder o mantener su vivienda habitual. El incremento en los precios de las viviendas, que en muchos casos no se pueden hacer frente con el nivel de ingresos del hogar, provoca el desplazamiento del mercado de vivienda a un elevado número de hogares, Lo que de acuerdo con Juárez (2015,12) “…ha provocado un interés creciente por intentar cuantificar la magnitud del problema y sus implicaciones desde el punto de vista social y económico”. Las investigaciones sobre el problema de accesibilidad a la vivienda se dieron en primera instancia en los Estados Unidos, extendiéndose hacia otros países como Canadá, Australia, Reino Unido, países de la Unión Europea, países de Asia y en los últimos años ha empezado a cobrar importancia como línea de investigación en países de América Latina y el Caribe. Estos conjuntos de investigaciones se enmarcan dentro de un enfoque normativo, conductual, subjetivo, presupuesto familiar, o ratio. Aplicado al concepto de accesibilidad y evaluando el bienestar financiero, donde está presente el debate de si la falta de accesibilidad es un problema de ingresos o un problema de vivienda inadecuada, lo que condiciona si la solución viene dado por la implementación de política pública de demanda (problemas de ingresos en lo referente a la disponibilidad financiera para el mantenimiento de los gastos derivados de su financiación o gasto de alquiler de la vivienda) o , la implementación de políticas públicas de oferta (problemas de accesibilidad asociadas a la disponibilidad y calidad de la vivienda para familias de ingresos bajos). ¿Por qué pobreza y vivienda? La pobreza y la vivienda son parte visible e importante de las condiciones de vida de un hogar. La vivienda tiene un impacto generalizado en todos los aspectos de la vida, si la vivienda es adecuada, proporciona privacidad y seguridad, tanto físicas como emocionales, tal es así, que en las constituciones de los países se considera a la vivienda como una necesidad básica de la condición humana, que proporciona bienestar y seguridad a los hogares, y su accesibilidad es un derecho fundamental establecido en normas internacionales. En el caso ecuatoriano la vivienda tiene un carácter de bien social y básico y así se establece en la Constitución de 2008 que en su art. 30 establece que “las personas tienen derecho a un hábitat seguro y saludable, y una vivienda adecuada y digna, con independencia de su situación social y económica”. En el art. 66 se reconoce y garantiza a las personas: literal 2 “el derecho a una vida digna, que asegure la salud, alimentación y nutrición, agua potable, vivienda, saneamiento ambiental, educación…”. Art 375 establece que el Estado en todos sus niveles de gobierno, garantizará el derecho al hábitat y a la vivienda digna. A pesar de su importancia, la vivienda adecuada no está garantizada a todos como un derecho, y más bien para un porcentaje alto de hogares la vivienda que se necesita debe ser comprada o alquilada en el mercado. Por lo tanto, el coste de la vivienda determina no sólo la calidad de la vivienda, sino también la calidad del nivel de vida y la localización de la residencia de un hogar y, de hecho si se tiene una vivienda se está promoviendo una seguridad económica a corto y largo plazo, teniendo en cuenta que la vivienda es un bien de inversión que actúa como reserva de valor y al mismo tiempo es un bien de consumo. Adicionalmente, la literatura económica ha denominado a la vivienda como un “bien de mérito” entendido como aquellos bienes y servicios intrínsecamente valiosos que deben ser provistos por el Estado a pesar de que puedan ser adquiridos a través del mercado, al estar sujeto al principio de exclusión condiciona su uso o propiedad al pago de un montante (Musgrave 1959). La pobreza es considerada como un problema a escala global después de la II guerra mundial, con la publicación de los informes del Banco Mundial (Sachs 1992). Tiene diversidad de conceptos, formas y manifestaciones conforme es diverso el mundo y sus culturas, que ha sido medida, a través de enfoques, métodos directos o indirectos, absolutos o relativos, univariados o multivariados, pueden ser analizados tanto en: alcance, profundidad y dinámica, en un punto del tiempo, tomando como unidad de investigación al hogar o a las personas que la integran (Fres, Villatoro, 2012). Históricamente la condición de pobreza es dinámica, con entradas y salidas de los hogares de la pobreza a lo largo del tiempo. Así se hace necesario la distinción entre pobreza persistente o de largo plazo (cuando el hogar es identificado como pobre en al menos tres años consecutivos) y pobreza transitoria (situación temporal de empobrecimiento, que no modifica las condiciones de vida de los hogares). En este sentido la pobreza es un problema que requiere de atención prioritaria en la sociedad. El interés de medir pobreza, desigualdad y la exclusión social, en una sociedad está justificada porque de ello dependerá la posibilidad de dar soluciones a un grave problema social. “Al medir la pobreza podemos saber cuántos pobres hay, donde están y por qué son pobres, y con ello diseñar políticas que lleven a que tales individuos dejen de ser pobres “(Domínguez y Martín 2006,3). Los estudios y análisis de la pobreza han ido cambiando a lo largo del tiempo, “…hacia finales de los años 60 y 70 se produce una redefinición en el término de pobreza, empezándose a hablar de pobreza absoluta y de niveles de vida, en 1973 el Banco Mundial, define pobreza absoluta como... unas condiciones de vida tan degradadas por la enfermedad, el analfabetismo, la desnutrición y la miseria que niega a sus víctimas las necesidades humanas fundamentales; unas condiciones de vida tan limitadas que impiden la realización del potencial de los genes con que se nacen; unas condiciones de vida tan degradantes que insultan a la dignidad humana; y aun así unas condiciones de vida tan habituales que constituyen el destino de cerca del 40% de los pueblos de los países en vías de desarrollo…” (Domínguez y Martín 2006,31). En los años 80 la pobreza es analizada como un fenómeno multidimensional desde una nueva perspectiva, la del desarrollo humano, aplicando enfoques de privación multidimensional, que evalúan las condiciones de la vivienda, relacionadas con el estado, calidad de servicios, calidad del entorno, calidad de la vivienda. En todos los casos se considera que los hogares tienen vivienda que utilizan y/o que pueden alquilar, e indagan si la renta les permite o no pagar el alquiler y otras facturas. En este tipo de análisis de pobreza, la vivienda suele ser considerada una necesidad que debe ser cubierta. Si se atiende a la clasificación básica de las necesidades humanas, la vivienda se encuentra en el segundo nivel de prioridades tras el de mantener la vida. La disponibilidad de un techo forma, junto con el derecho a respirar, alimentarse y mantener la dignidad como persona, la estructura básica de las necesidades del ser humano. Si un hogar ve aumentar sus ingresos, hasta poder cubrir el coste de una vivienda, entonces se aleja de los límites de pobreza al tener cubiertas las necesidades de alojamiento (Juárez 2015,239-242) De acuerdo con Domínguez y Marín (2016) en los años 90 el concepto de pobreza en los países europeos se va sustituyendo por el de exclusión social, el cual permite realizar un análisis dinámico y multidimensional que contiene siete dimensiones; trabajo, ingresos, educación, salud, participación, vivienda y relaciones familiares. Para Corredor (2004) el enfoque de exclusión social entrelaza diferentes formas de privaciones que además son acumulativas, como: un nivel de vida, empleo permanente y seguro; propiedad, crédito y tierra; vivienda; niveles mínimos de consumo; educación, conocimiento y capital cultural; participación democrática; bienes públicos; familia y sociabilidad, respeto y entendimiento. “A pesar de que parece evidente la interrelación entre distribución de la renta; pobreza y vivienda hay poca literatura que vincule los procesos de empobrecimiento de los hogares asociados a su disponibilidad de vivienda” (Juárez 2015,251). La evidencia empírica sobre el vínculo que existe entre pobreza -vivienda muestra que la pobreza afecta las circunstancias de la vivienda, es decir ve a la vivienda como una consecuencia de la pobreza en los hogares, centrándose fundamentalmente en cuestiones de calidad de la vivienda (en términos físicos – materiales deficitarios de la vivienda) y de falta de servicios residenciales. En este sentido esta investigación invierte este argumento en línea con investigaciones realizada por: Kuty (2005), Gabriel et al. (2005), Stone et al. (1990, 2003, 2006, 2011), Thalmann (1999,2003), Taltavull el, at. (2014), Juaréz (2015), Lewis (1992), Boardman (1991), Meszerics (2016), Garcia (2014), Thomson (2017), Tirado (2018), entre otras, que evalúan la pobreza asociada a la vivienda como la capacidad de los hogares para cubrir sus necesidades básicas con el ingreso residual resultante después de pagar el coste de la vivienda o el coste en combustible, como otras formas de manifestación de la pobreza, conocidas con el nombre de “pobreza inducida por vivienda” y “pobreza energética”, que no es detectado en los análisis generales de pobreza realizados en Ecuador. Se entenderá como “pobreza inducida por vivienda”, la situación que surge cuando un hogar, después de pagar los gastos en vivienda (alquiler o cuota hipotecaria) el ingreso residual restante no le permite acceder a la cesta de otros bienes considerados básicos para el hogar (Kutty 2005). Y “pobreza energética o pobreza en combustible” que surge cuando un hogar gasta más de un determinado porcentaje de sus ingresos disponibles en el pago de combustible (Boardman, 1991). Estos conceptos miden por tanto la pobreza generada con posterioridad al acceso a la vivienda. Esto implica que dentro de la estructura de gastos e ingresos de un hogar existen partidas presupuestarias con la capacidad de desequilibrar a todas las demás, y del que a veces depende la condición de pobreza de las familias, estas son el coste en; vivienda, combustible y alimentación, partidas que son priorizadas por los hogares a la hora de enfrentar una situación de deterioro de sus rentas. Los elevados costes en vivienda pueden reducir el ahorro y el consumo de otros bienes básicos y como consecuencia la inversión en otros sectores considerados esenciales para el crecimiento de la economía, además de las implicaciones sociales relacionadas con la exclusión social, materializada en la perdida y limitaciones al acceso a la vivienda, aspectos que están relacionados directamente con la pobreza, evidenciando que el mercado no es capaz de asignar de manera eficiente por sí mismo los recursos, lo que ha convertido a la vivienda en un bien “escaso”, y ello justifica el desarrollo de políticas públicas de vivienda que busquen dar acceso a los grupos sociales más vulnerables. Es decir, la pobreza en vivienda es una forma de pobreza que resulta de la compresión entre los ingresos y los costes de la vivienda más bien que sólo ingresos limitados. Si bien la lógica de la pobreza en vivienda tiene una amplia valides, establecer una escala de pobreza en vivienda que implica el uso de enfoques no es universal, al estar basada socialmente en el espacio y el tiempo, está sujeta a múltiples debates filosóficos sobre cuál es el más apropiado de ser aplicado y si los que existen proporcionan una aproximación real al problema o se requiere de la formulación de nuevos instrumentos de medición A pesar de la creciente preocupación existente sobre la pobreza en vivienda y pobreza energética en la última década, y dada su importancia todavía no hay un consenso sobre cómo se debe definir, medir o si son conceptos útiles o simplemente son una extensión del concepto de necesidades. La pobreza en vivienda y la pobreza energética presentan limitaciones al no poder incluir en su medición el concepto de calidad de la vivienda ocupada, y al mismo tiempo tampoco logra diferenciar los hogares que optan por consumir una mayor o menor cantidad de vivienda basada en sus preferencias, gustos, cultura o restricciones, así como, si estos tipos de pobreza son la manifestación de uno o de varios problemas y si es cíclica o duradera. En un entorno donde sus análisis carecen de fuentes de información que recojan de manera homogénea a lo largo del tiempo las dimensiones reales del problema. Desarrollo Teórico Esta tesis aborda el análisis de la pobreza, pobreza inducida por la vivienda y pobreza energética a través de las principales medidas que propone la revisión de la bibliografía. Se realiza un análisis macroeconómico en el que se estima la accesibilidad teórica y un análisis microeconómico donde se calcula la accesibilidad observada. Se prueba una nueva metodología para la identificación de hogares pobres y no pobres que no es aplicada en la medición de pobreza en Ecuador y se propone un índice de pobreza energética multidimensional que permite sintetizar varios indicadores parciales de un mismo fenómeno en un único índice. Como fuente de información se utiliza la Encuesta de Condiciones de Vida. En este sentido, esta investigación aporta nuevo material analítico y empírico para Ecuador, que sirva de input para la formulación de políticas dirigidas a la superación de la pobreza, pobreza inducida por vivienda y pobreza energética, en un marco político en que estos temas pasan a ser priorizados en las agendas públicas y en las estrategias generales de desarrollo del país, además de profundizar y contribuir al debate académico existente sobre estos temas. Se construyen las bases de datos de agregado de consumo e ingreso para obtener las variables de gasto en vivienda (desagregado en alquiler y cuota hipotecaria), gasto en electricidad, gasto en combustible, ingreso disponible e ingreso equivalente por hogar. Siguiendo el lineamiento metodológico propuesto por el Instituto Nacional de Estadística y Censo de Ecuador (INEC), Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Banco Mundial (BM), Organización Internacional del Trabajo (OIT) e Informe final del Grupo Camberra sobre estadísticas relativas a los ingresos de los hogares (GC). En la medición del ingreso equivalente se aplica escalas de equivalencia bi-paramétricas. Con estos antecedentes se desarrolla la investigación titulada, “Pobreza Inducida por Vivienda: Un marco conceptual y caracterización para Ecuador en los años 2006 y 2014” Que busca responder las siguientes preguntas: • ¿Se puede hablar de pobreza inducida por vivienda en los hogares ecuatorianos? • ¿Cuál ha sido su evolución en el tiempo? • ¿Qué características tienen los hogares que caen en pobreza inducida por vivienda? Para identificar pobreza inducida por vivienda se aplica el concepto de accesibilidad en términos económicos (entendida como la cantidad máxima de ingresos que se espera que los hogares destinen al pago de una vivienda), desde el lado de la demanda, aplicando dos metodologías: la primera de ellas sería la de los ratios, que expresa una relación explicita entre el coste de la vivienda y el ingreso, y la segunda, la de los ingresos residuales, que evalúa si el ingreso disponible que le queda al hogar después de pagar los gastos en vivienda le permite acceder a una cesta de otros bienes y servicios básicos no vivienda. Se calculan tres indicadores; En primer lugar se calcula “Housing induce poverty”, estimado en primera instancia para todos los hogares cuyos ingresos disponibles equivalentes están entre el 100% y 150% de la línea de pobreza y comparando el gasto en vivienda por unidad de consumo con un gasto en vivienda estándar por unidad de consumo. En segundo lugar se evalúa “Housing stress”, medido en un inicio para los hogares cuyo ingreso disponible equivalente se encuentran por debajo del percentil 40 de la distribución del ingreso y que destinan más del 30% de sus ingresos al pago en vivienda. Por último se calcula el Índice de accesibilidad máximo, medido para los hogares cuyo ingreso disponible equivalente están por encima de la línea de pobreza, este índice combina el indicador de Housing induce poverty y Housing stress. Estos tres indicadores se miden para los hogares que tienen pagos por alquiler de vivienda o pagos por cuota hipotecaria. Teniendo presente que cualquier límite o porcentaje aplicado es establecido subjetivamente. Como lo evidencian las críticas realizadas por diferentes autores como, Stone et al (2004,2011), Hulchanski (1995) al uso del enfoque de ratio. Los que concuerdan en que: Considerar un porcentaje establecido del 25%-30% como regla de oro como umbral de decisión de si una vivienda es o no accesible no tiene ninguna base científica. Para Thalmann (2003) no sería una medida adecuada al no considerar los ingresos en especie y la riqueza. A pesar de estas críticas el enfoque de ratios y el de renta residual son los métodos más utilizados en los estudios académicos sobre pobreza inducida por vivienda. Como línea de pobreza se considera el 60% de la mediana nacional del ingreso disponible equivalente (unidades de consumo) denominada “riesgo de pobreza”, aplicada en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), lo que permite identificar si un hogar es o no pobre por ingresos. Para el caso ecuatoriano se constituye en un método nuevo y puede ser considerado como complemento al empleado actualmente por el INEC, quien emplea como línea de pobreza por ingresos, la establecida en el año 2005 construida a partir del consumo agregado y empleando como fuente de información la ECV. Esta línea de pobreza se va actualizando anualmente en función del índice de precios al consumidor y a partir del año 2006 la fuente de información para medir pobreza por ingresos es la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (ENEMDU). Esto hará que los resultados de pobreza presentados en esta investigación difieran de la tasa de pobreza oficial presentada en el periodo de investigación. La caracterización de los hogares que caen en pobreza inducida por vivienda se la realiza considerando dos ámbitos. El primero se caracteriza al hogar en función de la vivienda considerando para ello la forma de tenencia, tipo de vivienda, localización y tamaño del hogar. Segundo, considerando condiciones asociadas al jefe de hogar como, género, etnia y grupo de edad o ciclo de vida. La investigación de pobreza inducida por vivienda se complementa con dos investigaciones. La primera busca identificar la probabilidad que tiene un hogar de ser pobre y la probabilidad de un hogar no pobre de caer en pobreza inducida por vivienda. La segunda busca evidencia sobre si el ciclo de vida de la familia u hogar tiene relación causal con la forma de tenencia de la vivienda, en los hogares ecuatorianos para el año 2014. En la primera investigación complementaria de pobreza inducida por vivienda se postula la aplicación de cuatro modelos econométricos, un modelo probit, donde la variable dependiente es la probabilidad de ser pobre, variable ficticia donde 1 es asignado a los hogares identificados como pobres y 0 a los hogares no pobres. Como variables independientes se incluyen; región (Costa, Sierra, Amazonía y Galápagos), área (Urbano, Rural), tipología de hogar, género, nivel educativo y la edad del jefe de hogar, recodificadas en variables dummys. La elección de estas variables se dio por su recurrente mención en la revisión bibliográfica con respecto a su capacidad explicativa de la situación de vulnerabilidad socioeconómica de los hogares. Tres modelos logit de probabilidades donde la variable dependiente es la probabilidad de caer en pobreza inducida por vivienda que tiene un hogar no pobre, variable ficticia donde 1 se asigna al hogar identificado en pobreza inducida por vivienda no pobre y 0 a los hogares no pobres que no caen en pobreza inducida por vivienda. Las variables independientes varían en función de lo que se quiere evidenciar en cada uno de los tres modelos logit. El modelo uno para todos los hogares no pobres considera como variables independientes a: región (Costa, Sierra, Amazonía y Galápagos), área (Urbano, Rural), forma de tenencia de la vivienda (propia sin hipoteca, propia con hipoteca y en alquiler), tipología de hogar e ingresos, recodificadas en variables dummys. El modelo dos y tres considera como variables independientes; región (Costa, Sierra, Amazonía y Galápagos), área (Urbano, Rural), tipología de hogar e ingresos, recodificadas en variables dummys. En el análisis de la incidencia, probabilidades de pobreza y pobreza inducida por vivienda, la variable tipología de hogar se construye empleando la definición y parámetros del INEC, CEPAL, contándose con una tabla de equivalencia por terminología. En la identificación de los hijos dependientes se considera a los económicamente inactivos solteros en una edad de 24 años y menos. La pobreza inducida por vivienda se mide aplicando el indicador de Housing induce poverty para todos los hogares ecuatorianos y la distinción entre un hogar pobre o no se lo realiza empleando el concepto de “riesgo de pobreza”. En la segunda investigación complementaria, se aplica dos técnicas. La primera consiste en un análisis factorial exploratorio Booleano-componentes principales y la segunda un modelo de regresión multinomial. La primera se aplica para identificar la asociación lineal del ciclo de vida de la familia empleándose variables como, tipología de hogar, edad, ingresos y nivel educativo del jefe de hogar, variables cualitativas y cuantitativas recodificadas como variables dummys. Se excluye una categoría de cada variable con el objetivo de que no se forme una combinación lineal perfecta y se caiga en la “trampa de las variables ficticias”. La segunda se aplica para identificar si la evolución tradicional de la forma de tenencia de la vivienda está presente en los hogares ecuatorianos. Como variable dependiente del modelo multinomial se toma la forma de tenencia de la vivienda (variable de tipo nominal con seis opciones de respuesta no ordenada; arriendo, anticresis y/o arriendo, propia y la está pagando (hipoteca), propia y totalmente pagada, cedida y recibida por servicios), y como variables dependientes los factores extraídos en el análisis factorial, se incluye la variable tipo de vivienda con el objetivo de que el modelo realice una mejor clasificación de las categorías presentes en la variable dependiente. Otra cuestión que aborda la investigación es la pobreza energética. Las investigaciones relacionadas con pobreza energética han tomado insumos teóricos y metodológicos de los enfoques aplicados al estudio de pobreza absoluta y relativa (aplicando el concepto de privaciones), se han desarrollado principalmente en Reino Unido y en varios países europeos, cubre una amplia variedad de áreas y ejes temáticos como el acceso a la electricidad, temperatura adecuada, tipos de combustible, proporción del ingreso del hogar destinado al pago de energía entre otros. Aún tiene una serie de vacíos conceptuales y metodológicos que requieren ser explicados científicamente como las metodologías de clasificación de las zonas climáticas, los umbrales de pobreza energética, y las diferencias entre necesidades y satisfactores. La dificultad económica de los hogares para pagar la energía (o combustible) es un fenómeno real que afecta la calidad de vida de los hogares, y tiene implicaciones económicas, sociales y ambientales, en este sentido, el vínculo entre energía y pobreza empieza a cobrar importancia como línea de investigación en los países de América Latina y en Ecuador no es la exención. Por lo cual se busca evidencia empírica en el año 2014, de si el gasto en energía (o combustible) puede generar pobreza energética en los hogares ecuatorianos, planteándose la siguiente pregunta: • ¿Existe un problema de pobreza energética en el Ecuador, que requiere estrategias particulares o se trata simplemente de una manifestación del bajo nivel de ingresos del hogar? Se buscar evidencia empírica de la presencia de pobreza energética en Ecuador, aplicando tres de los indicadores propuestos por el Observatorio de Pobreza Energética de la Unión Europea (EPOV) en el año 2018: • Retrasos en el pago de las facturas de consumo eléctrico de la vivienda. • Gastos desproporcionados. • Pobreza energética escondida Y, el indicador propuesto por Boardman en 1991. • Indicador del 10%. Indicadores que buscan medir condiciones asociadas a la pobreza energética en ámbitos diferentes por lo tanto podrían ser considerados como complementarios uno de otro, por lo cual se propone un índice de pobreza energética multidimensional, que agregue a estos cuatro indicadores, empleándose como guía, la metodología propuesta por Alkire-Foster (2008) aplicada para la medición del índice de pobreza multidimensional. Como fuente de información se utilizó la ECV del año 2014. Conclusiones Generales Esta tesis ha buscado evidencia empírica de si los hogares ecuatorianos han experimentado pobreza inducida por vivienda, pobreza y pobreza energética en los años 2005 y 2014. La particularidad de este esfuerzo, sin duda incompleto representa la necesidad de ir generando nueva información que conduzca a la implementación de policías públicas dirigidas a disminuir la vulnerabilidad que tienen los hogares de caer en cualquier tipo de pobreza en un contexto de desaceleración economía mundial. A modo de conclusiones generales de cada investigación se puede mencionar que: Pobreza inducida por vivienda: Un marco conceptual y caracterización para Ecuador 2006-2014 Los resultados del indicador housing induce poverty muestran que se puede hablar de pobreza inducida por vivienda en los hogares ecuatorianos ubicados entre el 100 y 150% de la línea de pobreza, que reportaron gastos en vivienda. El número de hogares que lo han experimentado ha crecido en un 78% entre el año 2006 -2014 pasando de 7.000 a 12.476. La incidencia de la pobreza inducida por vivienda es mayor en los hogares catalogados como jóvenes y adultos y menor en los hogares adultos mayores, que alquilan o tienen pagos por hipoteca de una vivienda. El valor máximo de gasto en vivienda es más elevado en la forma de tenencia de la vivienda propia y la está pagando (hipoteca) en relación a los hogares que alquilan. Afecta principalmente a los hogares confirmados sea por una o tres personas adultas sin niños y dos personas adultas con uno o cuatro niños. Del total de hogares en pobreza inducida por vivienda en 2014 el 67% tenían como jefe de hogar a un hombre y el 33% una mujer, autoidentificados étnicamente en mayor porcentaje como mestizos, que rentan o eran propietarios con hipoteca en un mayor porcentaje de una casa o departamento, localizados en una mayor proporción en el área urbana. El indicador housing stress muestra que la pobreza inducida por vivienda está presente en los hogares ecuatorianos ubicados por debajo percentil 40, que reportaron gasto en vivienda. El número de hogares que lo han experimentado ha crecido en un 74% entre el año 2006 -2014 pasando de 59.042 a 102.656. La incidencia de la pobreza inducida por vivienda es mayor en los hogares catalogados como jóvenes y adultos y menor en los hogares adultos mayores, que alquilan o tienen pagos por hipoteca de una vivienda. El valor de la mediada de la ratio de accesibilidad es más elevado en la forma de tenencia de la vivienda propia y la está pagando (hipoteca) en relación a los hogares que alquilan. Afecta principalmente a los hogares confirmados sea por una o dos personas adultas sin niños y dos personas adultas con uno niños. Del total de hogares en pobreza inducida por vivienda en 2014 el 51% tenían como jefe de hogar a un hombre y el 49% una mujer, autoidentificados étnicamente en mayor porcentaje como mestizos, que arrendaban o eran propietarios con hipoteca en un mayor porcentaje de una casa o departamento, localizados en una mayor proporción en el área urbana. El índice de accesibilidad máxima muestra que la pobreza inducida por vivienda está presente en los hogares ecuatorianos ubicados sobre la línea de pobreza, que reportaron gasto en vivienda. El número de hogares que lo han experimentado ha crecido en un 143% entre el año 2006 -2014 pasando de 1.234 a 2.998. La incidencia de la pobreza inducida por vivienda es mayor en los hogares catalogados como adultos y menor en los hogares jóvenes y adultos mayores, que alquilan o tienen pagos por hipoteca de una vivienda. Afecta principalmente a los hogares conformados sea por una o dos personas adultas sin niños y dos, tres o cuatro personas adultas con un niño. Del total de hogares en pobreza inducida por vivienda en 2014 el 45% tenían como jefe de hogar a un hombre y el 55% una mujer, autoidentificados étnicamente en mayor porcentaje como mestizos, que arrendaban o eran propietarios con hipoteca en un mayor porcentaje de una casa o departamento, localizados en una mayor proporción en el área urbana. Los indicadores de Housing induce porverty, Housing stress e Índice de accesibilidad máximo, sugieren que la alta tasa de propiedad-propia y totalmente pagada (63% en 2006 y 63% en 2014), como forma de tenencia de una vivienda, ha prevenido de la pobreza inducida por vivienda a un gran número de propietarios de vivienda con ingresos por debajo del umbral de pobreza. Pobreza inducida por vivienda: Probabilidades de los hogares ecuatorianos de encontrarse bajo la línea de pobreza y probabilidad de caer en pobreza inducida por vivienda de hogares sobre la línea de pobreza año 2014. En 2014 el porcentaje de hogares que se encontraban en condiciones de pobreza representaban el 27.4% (1.154.222) de ellos 102.585 hogares experimento pobreza y pobreza inducida por vivienda al mismo tiempo. El 72.6% (3.060.443) no estaría en con condiciones de pobreza, de ellos 17.358 hogares experimento pobreza inducida por vivienda sin ser pobres. Al agregar los hogares pobres y no pobres tenemos que 119.944 que representa el 2.8% del total de hogares en 2014 experimento pobreza inducida por vivienda. Los hogares catalogados como adultos (edad jefe hogar entre 35 a 65 años de edad) han experimentado pobreza y pobreza inducida por vivienda en una alta medida. Los hogares jóvenes (edad jefe hogar hasta 34 años de edad) han experimentado mayor pobreza inducida por vivienda, pero menor pobreza. Los hogares adultos mayores (edad jefe hogar mayor a 65 años) han experimentado mayor pobreza, pero menor pobreza inducida por vivienda. Los hogares biparentales con uno y más hijos dependientes solteros son los que han experimentado en mayor medida tanto pobreza como pobreza inducida por vivienda. Los factores determinantes y estadísticamente significativos que incrementa la probabilidad de que un hogar ecuatoriano caiga en pobreza fueron: ubicación geográfica (Costa, Sierra. Oriente, Región Insular) – localización (Urbano, Rural), nivel educativo del jefe de hogar, genero (en términos de que el jefe de hogar sea mujer). El coeficiente del nivel educativo muestra que mientras va incrementando el nivel educativo la probabilidad del hogar de ser pobre va disminuyendo. Los hogares localizados en el área rural independientemente de la región presentan una mayor probabilidad de ser pobres. En cambio, lo factor edad, estado civil del jefe de hogar disminuye la probabilidad de caer en pobreza. En tanto que el coeficiente de tipología de hogar da cuenta claramente de un efecto no lineal (coeficientes con signo positivo-incremento de la probabilidad y negativo-disminución de la probabilidad) sobre la probabilidad de un hogar de ser pobre. El factor determinante y estadísticamente significativo que incrementa la probabilidad de que un hogar ecuatoriano no pobre (modelo1), caiga en pobreza inducida por vivienda es el ingreso, mientras el nivel de ingresos del hogar se va alejando del umbral de pobreza la probabilidad va disminuyendo. El factor ubicación geográfica (Costa, Sierra. Oriente, Región Insular) – localización (Urbano, Rural), disminuye la probabilidad de que un hogar no pobres experimente pobreza inducida por vivienda. En tanto que el coeficiente de tipología de hogar da cuenta claramente de un efecto no lineal (coeficientes con signo positivo-incremento de la probabilidad y negativo-disminución de la probabilidad) sobre la probabilidad de un hogar no pobre de caer en pobreza inducida por vivienda. Los hogares biparentales jóvenes, adultos sin hijos, biparentales con hijos dependientes solteros, y monoparentales, tienen menos probabilidad de ser pobres en vivienda, en línea con los hogares localizados en la Región Costa rural. El factor determinante y estadísticamente significativo que incrementa la probabilidad de que un hogar ecuatoriano no pobre que alquila una vivienda (modelo 2), caiga en pobreza inducida por vivienda es el ingreso. El factor ubicación geográfica (Costa, Sierra. Oriente, Región Insular) – localización (Urbano, Rural), disminuye la probabilidad de que un hogar no pobre que está alquilando una vivienda experimente pobreza inducida por vivienda. En tanto que el coeficiente de tipología de hogar da cuenta claramente de un efecto no lineal (coeficientes con signo positivo-incremento de la probabilidad y negativo-disminución de la probabilidad) sobre la probabilidad de un hogar no pobre que alquila una vivienda de caer en pobreza inducida por vivienda. Los hogares unipersonales adultos mayores tienen una mayor probabilidad de experimentar pobreza por vivienda. Los hogares biparentales con hijos dependientes solteros y monoparentales tienen menos probabilidad de ser pobres en vivienda, en línea con los hogares localizados en la Región Sierra rural El factor determinante y estadísticamente significativo que incrementa la probabilidad de que un hogar ecuatoriano no pobre que es propietario de una vivienda con hipoteca (modelo 3), caiga en pobreza inducida por vivienda es el ingreso. Los hogares localizados en la Costa urbana y rural tienen menos probabilidad de experimentar pobreza inducida por vivienda. Pobreza inducida por vivienda Ecuador: El efecto del ciclo de vida en la forma de tenencia de vivienda año 2014. El resultado del análisis factorial booleano- componentes principales extrajo 13 factores que permiten establecer el grado de asociación entre las variables: tipología de hogar, edad, ingresos y nivel de educación del jefe de hogar, variables que permiten identificar la presencia del ciclo de vida de la familia en los hogares ecuatorianos. Los factores 1, 4, 6, y 8, sugieren la presencia del período de formación, cambio en el tamaño del hogar y formación de nuevos hogares, dentro del ciclo de vida de la familia, agrupa las dimensiones de tipología de hogar, edad y educación, con una correlación positiva alta. Los factores 10,11,12,13 son agrupados de forma independiente en la dimensión tipología de hogar que estrían refregando el cambio en la composición de los miembros dentro del hogar. El factor 3 agrupa en una solo dimensión edad, al igual que los factores 7 y 9 en la dimensión ingresos que haría suponer que el factor económico no es un factor predominante en la decisión de formar un hogar. En tanto que el factor 5 agrupa con una correlación alta ingresos y educación. Estos resultados dan cuenta de las limitaciones y complejidad de encontrar el grado de asociación lineal del ciclo de vida con la utilización de datos de corte trasversal de un solo año 2014. Los resultados del modelo logístico multinomial muestran que la evolución tradicional en la forma de tenencia de la vivienda estaría , presente en los hogares ecuatorianos, los hogares jóvenes tienen menos probabilidad de acceder a una vivienda propio sea con o sin hipoteca, los hogares adultos tienen más probabilidades de poseer una vivienda propia ya sea en alquiler o propia con o sin hipoteca, y los hogares adultos mayores tienen más probabilidad de tener una vivienda propia y totalmente pagada , resultados que están en relación con la teoría de ciclo de vida de la forma de tenencia de la vivienda expuesta por Rowley y ONG en 2012 “.. la tenencia de la vivienda de un hogar tiene una fuerte relación con el ciclo de vida. La evolución tradicional de la vivienda de un hogar es lineal, desde el alquiler a principios de la edad adulta temprana, pasando a la compra de una vivienda con o sin hipoteca durante el período de formación de la familia, hasta la propiedad de una vivienda en edad avanzada, de tal manera que los bajos ingresos durante la jubilación van acompañados de bajos costes de vivienda”. El ciclo de vida de la familia no es el único factor que tiene relación con el ciclo de vida de la forma de tenencia de la vivienda en los hogares ecuatorianos, sino que está asociada a combinaciones con otros factores económicos, demográficos, educativos y de preferencias, que se esperarían vayan cambiando en el transcurso de tiempo conforme cambia la composición, ingresos y necesidades de la familia. Pobreza energética Ecuador año 2014 Los hogares que no pagaron en el tiempo establecido sus facturas de consumo eléctrico en 2014 ascienden al 3.7% (144.456) de los hogares a nivel nacional, de ellos 109.612 (76%) presentaron retrasos entre 2 y 3 meses. En gasto en energía domestica (electricidad, gas doméstico para cocinar, carbón, velas de cualquier tipo y combustible no destinados a un vehículo como gasolina, diésel o Kerex) para un 11.4% (468.942) de hogares eran desproporcionalmente altos en relación a sus ingresos y a la mediana nacional de gasto. Un 16% (671.987) de hogares tenían gastos en combustible inusualmente bajos (su gasto por hogar estaba por debajo del 50% de la mediana anual). Un 22.8% de hogares habría experimentado pobreza energética de acuerdo con el indicador del 10% de Boardman. Estos resultados muestran la existencia de pobreza energética en los hogares ecuatorianos de acurdo a los indicadores de: retrasos en el pago de facturas por electricidad, gasto energético desproporcionado, pobreza energética escondida e indicador del 10%. Indicadores que miden condiciones asociadas a la pobreza energética distintas pero complementarios, por lo cual se propone un índice de pobreza energética multidimensional. El 1.3% de los hogares ecuatorianos en 2014 experimento pobreza energética de acuerdo al índice de pobreza energética multidimensional. Este resultado si se analiza por nivel de ingresos muestra que los hogares identificados como pobres energéticos están ubicados entre el percentil 1 al 20 de ingresos, lo cual estaría diciendo que se trataría de una manifestación del bajo nivel de ingresos del hogar. Los resultados obtenidos en la medición de pobreza, pobreza inducida por vivienda, ciclo de vida, pobreza energética, muestran la pertinencia de incluir estos ámbitos en el análisis de pobreza realizado en Ecuador. Así como la necesidad de ir afinando o diseñando nuevos instrumentos de recolección de información que se requiere para este tipo de investigaciones y de esta manera ir disminuyendo las limitaciones que presenta la información existente actual (2014).