La lengua del repoblador. Estudio histórico-lingüístico y tipología documental en el oriente del Reino de Granada. La tierra de Vera (siglos XVI-XVII)
- VIVANCOS MULERO, MARÍA ESTHER
- María Teresa García Godoy Directora
- Mercedes Abad Merino Director/a
Universidad de defensa: Universidad de Granada
Fecha de defensa: 02 de diciembre de 2013
- Estanislao Ramón Trives Presidente/a
- Montserrat Serrano Mañes Secretaria
- Herminia Provencio Garrigós Vocal
- Radana Strbáková Vocal
- Juan Francisco Jiménez Alcázar Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
El presente estudio tiene como objetivo analizar las características de la lengua hablada en la Tierra de Vera en los siglos XVI y XVII, principalmente la lengua llevada por los nuevos repobladores tras la reconquista del Reino de Granada, época en la que se produce la castellanización de la zona oriental de las hablas andaluzas. Las particulares características dialectales de la zona más oriental de las hablas andaluzas nos condujeron a tomar la Tierra de Vera como marco ideal para nuestro estudio. En este territorio se enmarcaban Vera y todos los lugares que dependían jurisdiccionalmente de la ciudad veratense, como Zurgena, Antas, Cabrera, Bédar, Serena, Teresa, Campo de Pulpí y el llamado ¿Campo de Huércal¿, que aunque pertenecen geográficamente al territorio andaluz, se incluyen dialectalmente en el dialecto murciano. Se trata de un territorio fronterizo, una zona limítrofe entre los reinos de Granada y Castilla, límite de las variedades andaluza y murciana, lo que dificulta en gran medida el establecimiento de las isoglosas de ambas variedades diatópicas en el oriente andaluz. No obstante, y a pesar de esa dificultad, el estudio diacrónico que hemos realizado de esta zona nos ha permitido determinar cómo surge y por dónde se extiende la isoglosa del murciano en tierras andaluzas. Para conocer el estado de la lengua en dicho período hemos acudido a fuentes archivísticas, concretamente, a documentos notariales de los siglos XVI y XVII. Nos decidimos por la documentación notarial, pues en estas fuentes archivísticas hemos encontrado la tipología documental más rentable para abordar el análisis de los caracterizadores dialectales de la Andalucía murciana: cartas de dote y arras, testamentos, inventarios de bienes, almonedas y particiones de bienes, ya que muestran de manera excepcional el léxico cotidiano.La documentación notarial ha sido, pues, la idónea para el trabajo que queríamos realizar, esto es, el análisis de los caracterizadores dialectales léxicos y morfológicos y, además, se enmarca en las últimas tendencias dentro del estudio del léxico histórico, centrada en inventarios. Para poder abordar en su totalidad los protocolos notariales del marco temporal en el que se desarrolla nuestro estudio, se ha confeccionado un corpus de doscientos documentos originales de cinco tipos documentales: 110 cartas de dote y arras, 50 inventarios de bienes, 33 testamentos, 4 almonedas y 3 particiones de bienes, seleccionados de ochenta y un protocolos notariales del AHPAl fechados en el periodo temporal de 1529 a 1699, que es uno de los logros de este trabajo. De esta manera, hemos podido confeccionar un corpus suficientemente amplio y variado que nos ha permitido ofrecer datos novedosos en el estudio de las características dialectales de la variedad oriental andaluza desde una perspectiva histórica. El análisis de este tipo de documentación archivística ha posibilitado saber cómo se forman los rasgos dialectales de la zona veratense, a la vez que nos ha permitido ofrecer datos inéditos que nos ayudan a conocer cómo era la realidad lingüística en los albores de la nueva sociedad repobladora. Puesto que el léxico ha sido nuestro principal objeto de estudio, hemos seleccionado todas las voces interesantes que han aparecido en el corpus realizado para confeccionar un glosario que ha supuesto el punto de partida a la hora de saber si nos encontrábamos ante caracterizadores léxicos dialectales. Por ello, la información recogida en el glosario es fundamental para sustentar el análisis lingüístico posterior, pues este glosario permite al lector de nuestro estudio conocer la riqueza léxica que presenta la documentación notarial veratense, a la vez que nos acerca a la realidad social cotidiana de los siglos XVI y XVII por la enorme cantidad de enseres que aparecen nombrados en los textos seleccionados. En lo que se refiere al análisis lingüístico del vocabulario seleccionado en el corpus documental, hemos centrado nuestra atención en los aspectos que consideramos más interesantes para confirmar la hipótesis de partida, por lo que se han estudiado los caracterizadores dialectales léxicos y morfológicos. El análisis de estos caracterizadores nos ha permitido establecer la temprana relación de ambas variedades, a la vez que hemos confirmado los datos de las monografías y estudios dialectales que nos hablan de la zona de la Tierra de Vera como la ¿Andalucía-murciana¿. Fue en el léxico donde encontramos, mejor que en ningún otro plano lingüístico, los rasgos dialectales comunes que estábamos buscando; aquellos que han sido catalogados por la tradición filológica como orientalismos. Además de llevar a cabo un estudio pormenorizado de las voces que aparecen configuradas desde el siglo XVI como caracterizadores léxicos dialectales de la Andalucía murciana, hemos analizado el sufijo ¿ico como caracterizador morfológico dialectal del oriente andaluz. El análisis cuantitativo de las bases léxicas sufijadas aporta datos irrefutables sobre el sufijo ¿ico como caracterizador morfológico dialectal y, además de confirmar la información de bibliografía dialectal tradicional, nos permite ofrecer datos novedosos de la configuración diatópica del sufijo ¿ico en el complejo dialectal peninsular. Por tanto, podemos afirmar que los caracterizadores dialectales que hemos documentado en el análisis lingüístico del corpus documental, aparecen en las hablas andaluzas por vía murciana. De hecho, aparecen en la Andalucía oriental con los repobladores murcianos, a través de su variedad lingüística, tras la reconquista del Reino de Granada, ya que la mayoría de los orientalismos que hemos documentado en nuestro corpus aparecen antes de la segunda repoblación, es decir, a finales del siglo XVI.