Alejandro Sawa (1862-1909)escritor y personaje. Ecos masónicos entre la realidad y la ficción

  1. Santiago Nogales, Rocío
Dirigida por:
  1. María Clementa Millán Jiménez Director/a
  2. Amelina Correa Ramón Directora

Universidad de defensa: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia

Fecha de defensa: 30 de marzo de 2020

Tribunal:
  1. Dolores Thion Soriano-Mollá Presidente/a
  2. María del Pilar Espín Templado Secretario/a
  3. José María Ferri Coll Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

El rescate de Alejandro Sawa (1862-1909) como escritor es algo reciente que se ha llevado a cabo del último tercio del siglo XX hasta ahora. Sin embargo, quedó inmortalizado por Ramón del Valle-Inclán (1866-1936) al convertirlo en Max Estrella, el protagonista de Luces de bohemia (1920), cosa que lo condenó a ser un personaje, dejando de lado al escritor. En esta investigación analizamos las dos vertientes, el escritor y el personaje, desde perspectivas innovadoras. En cuanto a su vida personal, hemos indagado en algunas relaciones con sus contemporáneos para demostrar lo presente que estaba la masonería tanto en su vida como en el contexto finisecular. Rubén Darío (1867-1916), Ernesto Bark (1858-1922), Joaquín Dicenta (1862-1917), Pío Baroja (1872-1956) o Prudencio Iglesias Hermida (1883-1919) son algunos de esos coetáneos cuyas relaciones con el rey de los bohemios nos han aclarado aspectos de su vida y su pensamiento. Además, algunos de ellos utilizaron a Sawa como inspiración para crear ciertos personajes, por lo que hemos analizado cómo plasmaron en la literatura ciertos hechos y vivencias que, hasta ahora, no se habían descubierto. Esto ha sido posible gracias al rescate de epístolas, artículos periodísticos y otros documentos. También hemos analizado la obra sawiana, en la que se refleja dicho pensamiento y en la que se incluye el binomio luz-oscuridad en los mismos términos que lo hace la masonería. Esta relación explica muchos de los comportamientos de Alejandro Sawa y da unidad a su obra, sin importar el movimiento al que se adhiera en cada momento. Para el escritor sevillano, todo aquello que representa el progreso, la vitalidad, el conocimiento, la bondad y toda una serie de cualidades positivas quedaban definidos por la luz, el sol o el brillo. Por su parte, los comportamientos primitivos, el dogmatismo, el fanatismo y, en definitiva, cualquier impedimento para la evolución del ser humano, quedaban ejemplificados en la noche, la sombra, la oscuridad o las tinieblas. Esto ocurre no solo en sus obras naturalistas de un corte tremendista acentuado, sino también en las modernistas, en sus artículos de juventud y madurez, incluso en su última obra: Iluminaciones en la sombra (1910), cuyo título es bastante sugerente. Asimismo, aparecen otros términos, como “águila”, “pelícano” u “Oriente”, que se emplean en el mismo sentido que los utiliza la masonería. De igual modo, la prensa masónica publicitaba las obras de Sawa por ser afines a su ideología y el propio escritor fundó un cenáculo literario en el que impuso un rito iniciático a sus miembros. Por otro lado, hemos recogido todos los personajes de los que se ha dicho alguna vez que están basados en Alejandro Sawa. Nunca se había llevado a cabo esta recopilación con su pertinente análisis, ni se había comparado la realidad con la ficción en un ejercicio de trasposición. Gracias a este estudio, demostramos que muchos de los hechos recogidos en las relaciones con sus contemporáneos están trasladados a la literatura. Asimismo, se recogen ejemplos que demuestran que Sawa era muy significativo en su entorno y que esto lo convirtió en inspiración para crear entes de ficción por parte de sus admiradores, de sus detractores y para que siga apareciendo en obras de nuestro tiempo. Comenzamos por Declaración de un vencido (1887), donde Sawa recurre al juego de autobiografía ficcionada para autorretratarse a sí mismo y crea el primer personaje inspirado en él. A continuación, volvemos sobre el debate entre Max Estrella y Rafael Villasús, cuyas identificaciones se han llevado demasiado lejos. Sin embargo, existen otros personajes bohemios creados por Pío Baroja en vida de Sawa, a los que nunca se les ha dedicado un estudio. El escritor vasco, poco simpatizante de la vida bohemia, recurría a Sawa por ser el referente, cuando quería retratar en sus novelas a los bohemios. Igualmente, su amigo Joaquín Dicenta, quien pertenecía a la denominada tribu de los bohemios, creó el personaje de Alejandro Nava en su novela Encarnación (1913) y José Montero Iglesias publicó en La Esfera un cuento titulado La sombra de Verlaine (1914). Sabemos que Ernesto Bark también dedicó a Sawa un personaje, en La invisible, perdida hoy en día. Pese a esto, la figura de Bark va a ser decisiva, pues hemos demostrado que su comportamiento tuvo mucho que ver a la hora de literaturizar el velatorio de Sawa por parte de Baroja y Valle-Inclán, ya que fue el único testigo del suicidio de Sawa y quien dudó de la efectiva muerte de su amigo. Por otro lado, puesto que hemos totalizado a todos los personajes inspirados en Sawa y queríamos disponer de la bibliografía más actualizada, hemos incluido Las máscaras del héroe (1996), de Juan Manuel de Prada, que cuenta con un capítulo íntimamente relacionado con Luces de bohemia y El árbol de la ciencia (1911); también dedicamos unas líneas a Alejandro Sawa y la Santa Bohemia (2009), una obra de teatro escrita por Juan Diego Fernández para representarla como lectura dramatizada. Por último, analizamos Alguien debería escribir un libro sobre Alejandro Sawa (2016), de Pepe Cervera. En definitiva, esta tesis doctoral dedicada a Alejandro Sawa hace sus contribuciones al mundo académico y a la investigación en dos vertientes: literatura-masonería y realidad-ficción.