El teatro lírico almeriense durante la época de la restauración

  1. RAMÍREZ RODRÍGUEZ, CARMEN
Dirigida por:
  1. Antonio Martín Moreno Director

Universidad de defensa: Universidad de Almería

Fecha de defensa: 14 de julio de 2006

Tribunal:
  1. Emilio Francisco Casares Rodicio Presidente/a
  2. Cayetano José Aranda Torres Secretario/a
  3. Donato Gómez Díaz Vocal
  4. Gregorio Cabello Porras Vocal
  5. Miguel Ángel Berlanga Fernández Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 134850 DIALNET

Resumen

La situación decadente e inestable de España a lo largo del XIX no se corresponde con la hegemonía y esplendor de siglos atrás. La invasión de las tropas napoleónicas, el desencadenamiento de una guerra civil, en 1833, al dividirse la nación, a la muerte de Fernando VII, en dos bandos enfrentados por la sucesión al trono; la pérdida de las últimas pertenencias de Ultramar, en 1898, la inmediata decepción popular, la aplastante tasa de analfabetismo, la condena unánime por parte de las opiniones dominantes o la propia visión peyorativa y agorera de sus coetáneos, fueron causas suficientes para abordar dicha centuria, hasta hace unos treinta años, en términos superficiales. La música, como elemento de aquel entramado en crisis, no estuvo dispensada de estas valoraciones, y, a diferencia del tratamiento que la musicología internacional concede a otros períodos, dio de lado al de aquella época. Hasta entonces, el principal centro académico y creacional había sido la Iglesia. Ahora, a raíz del asedio galo, del advenimiento de la edad de oro del liberalismo, del triunfo de la burguesía, del proceso desamortizador, la ratificación del Concordato entre el Estado y la Santa Sede, en 1851, y, la revolución del 68, había venido a menos y no era ni su sombra. No obstante, los investigadores siguieron buscando la producción musical entre los muros eclesiásticos y condensaron su atención en tiempos pasados, dejando huérfano de información adecuada al proceso que nos incumbe, cuando precisamente, entre el último tercio decimonónico y los tres primeros lustros del novecientos, nuestra música en combinación con la literatura costumbrista, la danza, la pantomima y las artes decorativas, adquiere un rabioso dinamismo y unas señas de identidad propias en el teatro, inspirándose directa o indirectamente en el folclore tradicional patrio y en los ritmos urbanos, haciendo uso de los bailes de salón tanto antiguos como los de reciente importació