Un siglo de matrimonios consanguíneos en la archidiócesis de Granada (1900-1999). Un análisis antropológico

  1. Núñez Negrillo, Ana María
Dirigida por:
  1. Juan F. Gamella Director

Universidad de defensa: Universidad de Granada

Fecha de defensa: 21 de diciembre de 2015

Tribunal:
  1. Miguel Cecilio Botella López Presidente
  2. Francisco Jiménez Bautista Secretario
  3. María Luisa Jiménez Rodrigo Vocal
  4. Francisco Checa Olmos Vocal
  5. Alessio Boattini Vocal
Departamento:
  1. ANTROPOLOGÍA SOCIAL

Tipo: Tesis

Resumen

Las uniones o matrimonios entre parientes son el objeto de estudio de este trabajo. Por matrimonio consanguíneo entendemos aquel que se celebra entre personas unidas por filiación o descendencia, es decir, aquéllas que tienen antepasados comunes. Las uniones que nos interesan aquí, dado que hablamos del siglo XX, son las uniones permanentes y reproductivas, entre individuos de distinto sexo que se saben emparentados y por lo tanto genéticamente relacionados. España es uno de los países europeos que ha mantenido unos niveles más altos de consanguinidad en la primera mitad del siglo XX. Y que más tiempo han tardado en disminuir, aunque el descenso ha sucedido muy rápidamente. Las tasas españolas han llegado, a partir de los años 60, a ser semejantes a las de otros países occidentales: la consanguinidad se sitúa por debajo del 1 por ciento. La consanguinidad matrimonial es mayor en zonas rurales que urbanas y en el Norte y Centro que en Levante y Cataluña. La falta de estudios en muchas de las principales zonas del país, como Andalucía, hace difícil la precisión a este respecto. A menudo las diferencias provinciales, comarcales y locales son más destacadas que las regionales. Destacan a este respecto algunos enclaves o grupos aislados física o culturalmente o por una combinación de factores. Nuestro trabajo en la Archidiócesis de Granada podría contribuir a paliar esta laguna. Ha faltado y falta por encontrar sentido histórico, demográfico y sociológico a la evolución de esta importante variable en la sociedad española, superando provincianismos o regionalismos que limitan la visión y la comparación. Los cambios socioculturales son, en cualquier caso, decisivos para explicar este desplome de la consanguinidad. El éxodo rural y la consiguiente urbanización, las mejores comunicaciones que favorecen el contacto entre poblaciones, sobre todo las más aisladas, la enseñanza obligatoria y universal que produce un aumento del nivel educativo general, sobre todo de las mujeres, un cambio generalizado en las relaciones de género, y muchas más oportunidades para la relación y conocimiento entre jóvenes de distinto sexo, también son factores a considerar. La provincia de Granada se divide eclesiásticamente en dos diócesis, la de Guadix y la Archidiócesis de Granada, siendo ésta última objeto de nuestro estudio. De las más de 350.000 parejas que se unieron formal o legítimamente en dicha zona, durante este período, cerca de 16.000 estaban formadas por parientes consanguíneos relativamente cercanos. Debido a diferentes modificaciones acaecidas en el periodo de estudio (1900-1999), nos centramos exclusivamente en las parroquias de la provincia granadina (ya que la Archidiócesis incluía algunas de Almería hasta 1957) y en las dispensas de consanguinidad que permanecen hasta 1983, es decir, las correspondientes a primos segundos o más cercanos (M12, M22, M23 y M33). Estas dispensas se localizan, altamente custodiadas, en el archivo Diocesano de Granada y en la Curia Arzobispal. Junto con los libros de registro de dispensas matrimoniales por parentesco constituyeron nuestra fundamental fuente de datos. Las variables recopiladas permiten analizar algunos de los elementos principales de los matrimonios consanguíneos: porcentajes de consanguinidad, distribución territorial de la misma, distancia geográfica entre los cónyuges, edad de acceso al matrimonio diferenciada por sexos, estado civil de los contrayentes, grados de consanguinidad más frecuentes, causas para solicitar la dispensa¿ Observamos que el porcentaje de matrimonios consanguíneos se ha mantenido en la provincia de Granada, elevado durante gran parte del siglo XX, sobre todo en su primera mitad, superando hasta finales de los años 50 el 6 por ciento de todos los matrimonios. En el período 1900-1979 más del 95 por ciento de los matrimonios oficialmente registrados lo fueron por el rito canónico católico y, es de suponer, que la gran mayoría de los consanguíneos solicitaron dispensa. Durante el siglo XX en la provincia de Granada han sido muy frecuentes los matrimonios entre parientes relativamente próximos. Estableciendo el límite en los matrimonios entre primos segundos (unión tipo M33), encontramos que, para el periodo 1900-1979, un 5,6 por ciento de todos los matrimonios han sido consanguíneos. Una tasa muy alta para el contexto europeo, aunque semejante a la que se encuentra en otras provincias españolas. Uno de cada veinte matrimonios se ha celebrado con un pariente relativamente cercano. Los matrimonios con primos hermanos (M22) se han mantenido hasta 1959 por encima del 2 por ciento del total. En la diócesis de Granada nos encontramos con una tasa media de la variable M22/M33 de 0,76, es decir, hay 76 matrimonios M22 para cada cien matrimonios del tipo M33 para el período entre 1900 y 1979. Esto es mucho más alto que lo esperado de manera aleatoria, el 0.25 (existe, en promedio de cuatro primos segundos para cada primo hermano por individuo) Las décadas posteriores a 1959, la era del desarrollismo español, coinciden, a grandes rasgos, con la consolidación de la transición demográfica y el fin del período histórico de la restauración, la modernización, el éxodo rural, la masiva llegada de turistas extranjeros y la movilidad nacional e internacional. Las limitaciones y el aislamiento geográfico o social y las dificultades para encontrar pareja fuera de la propia familia extensa seguramente se redujeron para la gran mayoría de los granadinos y granadinas. Aquellos que se casaban con un primo o prima quizá mostraban algún tipo de preferencia cultural o alguna motivación socioeconómica con más frecuencia que anteriormente. En este sentido cabe destacar la importancia de la minoría gitana en esta provincia. Y en esta minoría, los matrimonios entre primos, dentro de una marcada preferencia por la endogamia étnica y familiar ha sido una constante durante el siglo XX. Hemos dividido la zona de estudio en ocho comarcas: 1) Granada; 2) Loja; 3) Costa del Sol; 4) Sierra Nevada; 5) Lecrín; 6) Alhama; 7) Montes Orientales, y 8) Alpujarra, nueve si separamos la capital, por sus diferencias orográficas, ecológicas, económicas, históricas y demográficas que dotan de coherencia y sentido a las unidades seleccionadas. Lo más relevante es que las comarcas de Alhama, Montes y Lecrín muestran una gran intensidad y frecuencia del fenómeno de la consanguinidad matrimonial, con valores medíos para el período 1900 a 1979 que rondan o superan el 7,5% nunca antes puesta de manifiesto. La Alpujarra supera a todas las demás comarcas con valores promedio para esas 7 décadas que se acercan al 9,5% de matrimonios consanguíneos y cerca del 8,5% para todo el siglo. El crecimiento demográfico derivado de la caída de la mortalidad infantil favorece que las familias cuenten con más hijos e hijas que sobreviven; las personas, por término medio, tienen más hermanos y más primos vivos. Lo mismo ocurrirá con sus hijos. Con esta tendencia, aumenta la probabilidad de encontrar una pareja adecuada entre los familiares. Si la tendencia a casarse con familiares cercanos se mantiene o sigue siendo aceptada y además las comunicaciones y prácticas sociales no favorecen todavía el encuentro entre los jóvenes de diversos pueblos y aldeas, aumenta la probabilidad de que haya matrimonios consanguíneos. Esta hipótesis parece avalada por los datos. Obviamente, estos resultados son muy significativos y apuntan a la necesidad de incorporar un modelo más matizado y complejo de variación intra-regional para el estudio de la historia de este fenómeno en España. Algunos de los supuestos y las combinaciones más comúnmente utilizados, incluyendo el de ¿endogamia¿ en sí deben ser de alguna manera deconstruidos con una base empírica más amplia que incluya los significados que los propios implicados manifiestan en este proceso: parejas, padres, miembros de la familia y los líderes y autoridades civiles y religiosas. Curiosamente, existen datos sobre estos motivos y significados en los propios registros eclesiásticos. En los expedientes matrimoniales con dispensas por consanguinidad se incluye un apartado sobre las ¿causas¿ que justifican la ruptura de la norma. Estos no son los motivos de los contrayentes para casarse, o no sólo. Son las razones que abogan para apoyar su caso. El autor es, en primer lugar, el párroco. Más tarde, las autoridades eclesiásticas. En cualquier caso, éstas declaraciones proporcionan un discurso extremadamente amplio que se puede relacionar con el resto de variables (edad de socios, relaciones familiares, y punto, área de residencia, etc.) y que pueden proporcionar una visión de global tanto social como cultural regida por los principios y las autoridades de la iglesia católica y que parece hoy completamente sumergida en un importante acelerado cambio social.