Análisis histórico y arquitectónico de la Tekeya Mavleví (El-Cairo)
- Mohamed Maher Mohamed Salem, Ahmed
- José María Martín Civantos Director
- Hagagi Ibrahim Hagagi Codirector/a
Universidad de defensa: Universidad de Granada
Fecha de defensa: 12 de febrero de 2016
- Manuel Espinar Moreno Presidente
- María Carmen Trillo San José Secretaria
- Fernando Nicolás Velázquez Basanta Vocal
- Alberto León Muñoz Vocal
- Miguel Ángel Tabales Rodríguez Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
El casco antiguo de la ciudad de El-Cairo, capital de Egipto, no deja de ser un tesoro casi desconocido de monumentos y edificios de gran historia e importancia, y ello se debe a la larga historia de la ciudad y las numerosas civilizaciones que tomaron la ciudad como capital política y cultural. Hasta el momento de su restauración, el complejo de la Tekeya Mawlawí sito en la calle Suyufiya del casco antiguo de la ciudad de El-Cairo, permaneció en un estado de total abandono, con una parte destruida y otra enterrada bajo la tierra y los escombros del complejo pues no estaba considerado un monumento hasta el comienzo del proceso de restauración que comenzó en el año 1986 y continúa hasta nuestros día. Estamos hablando del complejo llamado Tekeya Mavleví o Mawlawí, que incluye un mausoleo cubierto por una cúpula, el mausoleo de Hassan Sadaqa, un hospicio con unos baños subterráneos, una madraza/mezquita, la madraza de Sonqor Al-Saadi, (reconocida por la presencia de un minerete) y un teatro circular, o Teatro de los Derviches. Este complejo ha estado siempre asociado a los devotos sufís. La restauración del complejo no sólo ha permitido rescatar importantes edificios, que se han ido construyendo uno en asociación al precedente, en diferentes épocas y con diferentes estilos, si no que nos descifró y corrigió mucha información histórica y arquitectónica equivocada. En los últimos años, y por la fructífera cooperación entre el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto y el Centro Italiano-Egipcio CIERA especializado en la restauración de monumentos, se ha procedido a la restauración del complejo. Esta restauración se hizo en varias fases y permitió descubrir y descifrar importantes datos y hechos históricos, que han permitido rescatar el complejo a su forma original. El orden de la construcción de los diferentes edificios es el siguiente: primero se construyó el mausoleo de Hassan Sadaqa, una sala rectangular cubierta de una cúpula. Asociada a ella está la otra sala del mausoleo construido por Sonqor Al-Saadi para sí mismo y que está vacío. Este mausoleo es el primer ejemplo arquitectónico de su tipo de la historia islámica ya que se construyó sobre el año 715 H./1315 d.C. La madrasa de Sonqor Sa'di (siglo XIV) y la zona arqueológica subyacente, con restos de asentamientos de distintas épocas, así como el mausoleo de Hassan Sadaqa (siglo XIV) contigua a la madrasa con su minarete fueron la base de este complejo, que además contenía un hospicio para mujeres y huérfanos que se destruyó posteriormente para la construcción del que es el Convento de los derviches Mevlevi. Su construcción se inició con la llegada de estos en el siglo XVI, en la zona entre los restos de la madrasa de Sonqor Al-Saadi y el Palacio Yashbak, adaptándose a la nueva función para la que iba a ser utilizado el edificio. El teatro o Sama'Khana fue también construido por los Derviches Mavlevís a principios del siglo XVIII. en el que se realiza el baile circular, típico de su cofradía mística. El hecho de que el mausoleo, madraza y hospicio se construyeron casi cuatro siglos antes que el teatro hace que tengan estilos y unas técnicas de construcción muy diferentes. En el edificio original de Sonqor Al-Saadi vemos una característica construcción de la época mameluca en Egipto, con claras influencias de la grandiosidad fatimí. El complejo consistía en tres edificios dedicados a funciones religiosas, educativas y benéficas que, como era frecuente durante este periodo, se reunían en grandes e impresionantes conjuntos. La madraza de Sonqor Al-Saadi era de carácter religioso por lo que en su construcción se siguió el modelo de planta hipóstila, muy típica en las mezquitas de El-Cairo como veremos más adelante. En cuanto al teatro, se trata de una construcción mucho más avanzada, que pretende reunir diferentes estilos, desde el fatimí chií y el mameluco y al otomano suní, junto con los ideales y el pensamiento sufí. Está construido para cumplir dos funciones: la artística, pues era una teatro donde se celebrarían rituales de danza y canto, con las características arquitectónicas y estilísticas que eso conlleva, y una función ideológica de conciliación entre suníes y chiíes de Egipto. El teatro es un edificio de ladrillo, rectangular, cubierto por una cúpula de piedra, y recubierto completamente en su interior de madera pulida, de modo que la madera delimita un espacio circular dentro de la construcción, al estilo de los teatros y óperas actuales. El espacio debajo de la bóveda está ocupado de un escenario también circular y de madera, mientras que el resto del espacio de divide en estructuras similares a los palcos, separados del escenario por una valla de madera. La decoración de esta sala de audiciones, representa la máxima expresión del simbolismo geométrico y cosmológico, que define las funciones y las proporciones del espacio arquitectónico de la sala en la que se lleva a cabo la ceremonia mística cumbre de los derviches Mavlevíes. A la Tekeya, como institución, se le puede adjudicar una función solidaria social, pero no podemos negar las funciones religiosa, artística y educativa que tiene la Tekeya, comprendida como el Convento u hospicio, o comprendida como un complejo formado por una serie de edificios, que juegan cada uno un papel importante en la vida dentro y fuera del complejo. De estas funciones podemos destacar: - Papel social. Solidaridad, caridad y beneficencia - Desarrollo de la filosofía sufí, y formación de las órdenes y hermandades sufís - Función educativa - Importancia arquitectónica: la arquitectura y decoración religiosa sufí - Función artística: la poesía, el canto y la danza. Por otro lado, el complejo de la Tekeya es un ejemplo vivo de la importancia política de ciertos edificios. El primer complejo se había construido como una buena acción, una manera de acercamiento a Dios que iba a cubrir dos necesidades de la sociedad: el aprendizaje del Islam sunní en sus cuatro escuelas defendido por los mamelucos y ayyubíes y la atención y cobijo de las personas necesitadas. Sin embargo, todas esas buenas acciones pudieron hacerse con una edificación menos pompos. La explicación a este gran esfuerzo y derroche la encontramos en el origen de los mamelucos: los egipcios nunca aceptaron a los mamelucos como gobernantes, pues no consideraban que tuvieran legitimidad alguna por su origen mongol. La reacción de los gobernantes fue siempre un gobierno con mano de hierro y un reforzamiento de lo único que les unía con los egipcios, la religión islámica. Los mamelucos pretendían mostrarse como los defensores del Islam en su rama suní, contra los fatimíes a quienes vencieron anteriormente y pretendieron eliminar su huella de Egipto y frente a las Cruzadas cristianas.