Entusiasmo y a-patía en la experiencia sublimela construcción de la categoría estética de lo sublime como estrategia ilustrada de distinción
- Juan José Cabrera Contreras Director
Universidad de defensa: Universidad de Granada
Fecha de defensa: 01 de junio de 2011
- Félix Duque Presidente/a
- Miguel Peña Méndez Secretario
- Domingo Campillo García Vocal
- José Quaresma Vocal
- Juan Carlos Ramos Guadix Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Con la intención inicial de entender los intereses que en nuestra tradición han motivado la preferencia por un paradigma intelectual sobre un paradigma sensitivo y, con tal propósito, evaluar los usos históricos del término "sublime", esta tesis se interesa por el complejo de teorías y ámbitos de uso que, especialmente a partir de las últimas décadas del siglo xvii y hasta la configuración de la Estética como disciplina filosófica, pudieron participar en la consumación de dicha preferencia. En ese complejo teórico y de uso del término "sublime" se produce, en primer lugar la configuración de una modalidad de experiencia, la experiencia sublime, centrada en la sensación como ámbito en que determinados objetos son considerados valiosos porque generan un valioso estado emocional. El valor, tanto del objeto como del estado emocional, se hace depender de intereses éticos, pero no es ajeno a la intensidad del estímulo sensitivo o fruición física, sino que más bien nace y depende de ellos. A lo largo del siglo xviii los intereses de los que dependió la configuración de la experiencia sublime fueron dando paso a corrientes de pensamiento que privilegiaron modelos teóricos idealistas y terminaron imponiendo el uso de la expresión "lo sublime" para aludir a una forma de apreciación a-pática y trascendental. Si hasta entonces la palabra "sublime" había sido empleada fundamentalmente como adjetivo, y con el propósito de calificar tanto cierto tipo de objetos y fenómenos como el tipo sui generis de vivencia asociado a la percepción de los mismos (aquella vivencia en que el asombro o la admiración paraliza toda actividad mental) a partir de entonces sería incorporada al discurso estético con carácter sustantivo (lo sublime), con el propósito de designar una nueva categoría estética. Esto alteró también el uso adjetivo del término "sublime", de forma que "sublimes" pasaron a ser las cosas y los fenómenos valorados como expresión de lo sublime, es decir, como manifestación de una ralidad trascendental de naturaleza metafísica que, mostrándose a través de algo sensible, al mismo tiempo hace (pre)sentir su presencia al espíritu humano, lo induce a tomar conciencia de su naturaleza moral. También pasaron a denominarse sublimes las experiencias de este tipo.