La evolución del arco del violín a través de la iconografía pictórica

  1. Crespo Alcarria, Daniel
Dirigida por:
  1. Concepción Fernández Vivas Directora

Universidad de defensa: Universidad de Granada

Fecha de defensa: 25 de septiembre de 2017

Tribunal:
  1. Gemma Pérez Zalduondo Presidenta
  2. María Esther Galera Mendoza Secretaria
  3. Yolanda Victoria Olmedo Sánchez Vocal
  4. Adalberto Martínez Solaesa Vocal
  5. Rafael Domínguez Casas Vocal
Departamento:
  1. ESTADÍSTICA E INVESTIGACIÓN OPERATIVA

Tipo: Tesis

Resumen

Trazar una evolución del arco del violín basada en la iconografía pictórica, se debe a la práctica inexistencia de los mismos desde la creación del arco Tourte a finales del siglo XVIII. A esto cabría sumarle que la mayoría de los estudios teóricos sobre el violín se centran en el instrumento en si, quedando el arco siempre relegando a un segundo plano dentro de los mismos. En este sentido, ha habido algunos estudios que han destacado la importancia del arco por si solo, sugiriendo que todos los instrumentos de cuerda tienen este origen, encontrando en la de Balfour una de las obras referentes en ese campo por el exhaustivo estudio del arco musical que se realiza, analizando el posible proceso evolutivo por el que el arco de caza pasó a convertirse en arco musical. Esta investigación parte ya de la conocida separación entre los arcos musicales, como instrumentos de música por si solos, y el arco empleado para tañer otros instrumentos, centrándonos en el que acompaña al violín desde que este se conoce como tal, atribuyendo a Andrea Amati su forma actual. Si bien, en la evolución del arco de caza hacia un instrumento musical, viendo las etapas por las que ha ido pasando descritas por Balfour, la tercera de ellas se caracteriza por añadir un elemento resonador a los arcos musicales, pudiendo ser este un argumento de peso para posicionar a nuestro arco del violín dentro del estatus que le corresponde y, alejando la extendida idea de arcos toscos para refinados instrumentos, ya que de hecho, el violín podría ser considerado ese elemento resonador que en su tercera etapa acompaña a los arcos musicales. Hoy en día todos conocemos la relevancia del arco dentro de la dualidad violín-arco, desde tal punto de vista, deberíamos pues contar con fabulosos tratados que nos hablaran sobre el arco desde que se tiene constancia del empleo del mismo, pero desgraciadamente no existe tal realidad, ya que prácticamente hasta la aparición del arco Tourte, siempre ha sido un mero acompañante secundario en la historia del violín, dándose también esta circunstancia en su “asociación” con otros instrumentos, ya que lo mismo le ocurrió en su relación con el rabel, la viola de braccio… y así podríamos remontarnos hasta el Kemanja, el primer instrumento de arco que se conoce. De autores tan reconocidos en el mundo del violín como lo son Robin Stowell o David D. Boyden, contamos con ciertos artículos referidos ambos al periodo de transición entre el arco Tourte y sus precedentes, así como capítulos dedicados al estudio del mismo dentro de las investigaciones que han realizado sobre la historia del violín. Pero consagrado en exclusividad a la historia del arco como tal desde que se tiene constancia del mismo, solo contamos con unos pequeños tratados realizados a finales del XIX y mediados del XX respectivamente. Entre ellos se encuentra el estudio que dedicado a la historia del arco realizó Henry Saint-George. En este, a modo de cuaderno de viaje, realiza ilustraciones sobre las diferentes formas de arco halladas en representaciones pictóricas, y es aquí en donde todos los tratadistas coinciden, respetando en mayor o menor grado en sus escritos, la realidad de que para conocer la historia y evolución del arco antes de las innovaciones de Tourte, dependemos casi y exclusivamente de la iconografía pictórica, insertando en sus manuales y guías ciertas fotos de diferentes cuadros, con las que justifican las transformaciones y progresos que este ha venido sufriendo a lo largo de su historia, pero ya sea por la dificultad de encontrar estas imágenes, la mala conservación de las mismas o, simplemente la incertidumbre de saber si su autor fue fiel en la representación de los arcos, siempre y en cada uno de los tratados citados se nos plantean una serie de incertidumbres no resueltas por sus autores, sea bien por obvias o porque las dificultades recién citadas no permiten sentenciar realidades tales como las de su compañero inseparable: el violín. Es por lo tanto una investigación basada principalmente en el estudio iconográfico pictórico, que ayudada por el material ya existente en el estudio del arco, aclare un periodo tan sombrío de su historia