La Constitución europea tras el Consejo Europeo de Bruselas y el Tratado de Lisboa

  1. Balaguer Callejón, Francisco
Revista:
Revista de derecho constitucional europeo

ISSN: 1697-7890

Año de publicación: 2007

Número: 8

Páginas: 11-42

Tipo: Artículo

Otras publicaciones en: Revista de derecho constitucional europeo

Resumen

En este trabajo se analizan los últimos desarrollos del proceso de constitucionalización de la Unión Europea desde la perspectiva de la necesidad de avanzar en ese proceso. Existen dos tipos de razones, que se complementan, para que Europa avance de manera rápida tanto en integración política como en desarrollo constitucional. Esas razones son tanto de orden externo como interno. De orden externo por cuanto que no se puede pensar en una gestión independiente por parte de cada uno de los países europeos de sus intereses de manera eficaz dentro de dos o tres décadas. La integración política viene así exigida para hacer posible que Europa realice una gestión común de los asuntos en el contexto mundial. Ahora bien, existen también razones de orden interno ya que el aumento de la integración política resultaría incompatible con la cultura democrática europea si no fuera acompañada de mecanismos constitucionales de control y de exigencia de responsabilidad. El Consejo Europeo de Bruselas de 21 y 22 de Junio de 2007 y el Proyecto de Tratado de Reforma que se ha elaborado a partir del mismo han generado una situación paradójica: por un lado, se ha incorporado el contenido el Tratado Constitucional, mientras que, por otro lado, se ha eliminado el término "Constitución". Hemos pasado así de una Constitución con forma de Tratado (esto es, de un Tratado con contenido constitucional) a una Constitución con nombre de Tratado. La conclusión a que podemos llegar no es un muy grata para las instituciones europeas: o bien antes no era una Constitución y se nos había intentado pasar por Constitución lo que no lo era o bien ahora es una Constitución y se nos está intentado pasar por un mero Tratado lo que es una Constitución. Porque lo que tenemos que descartar, en todo caso, es que el mismo contenido constitucional y la misma forma de Tratado puedan ser y no ser una Constitución al mismo tiempo. La política, incluida la política europea, no puede llegar a tanto. En el trabajo se analiza el alcance de las modificaciones que se han introducido en relación con el Tratado Constitucional destacando su carácter irrelevante desde el punto de vista de la consideración como "Constitución" de los nuevos textos fundamentales resultantes del Tratado de Reforma o Tratado de Lisboa. Se trata de cambios terminológicos que no afectan a la sustancia del anterior Tratado Constitucional. Ahora bien, pese a la conclusión positiva respecto del alcance constitucional (en relación con el que tenía el Tratado Constitucional, por limitado que se pudiera considerar) del Tratado de Lisboa, por lo que a su contenido se refiere, no deja de destacarse el retroceso que supone la forma de elaboración y adopción de este nuevo Tratado desde el punto de vista de la transparencia y la legitimidad democrática de la Unión. Se argumenta también en este trabajo que si la crisis constitucional se ha convertido en una crisis de identidad europea es porque el proceso de constitucionalización es ya el único instrumento posible para avanzar hacia una integración política cada vez más necesaria. Al cuestionar ese proceso se está cuestionando la cultura democrática y constitucional de Europa y la posibilidad misma de que Europa sea algo más que una zona de libre cambio ¿qué se le puede ofrecer a la ciudadanía europea para construir una identidad propia que no sea un orden constitucional y democrático? Lo lógico es que el siguiente paso fundamental de la Unión sea una auténtica Constitución europea no sólo por el contenido sino también por la forma. Una Constitución que sea expresión de la voluntad de la ciudadanía europea. No de la ciudadanía europea nacional de cada país, no de una ciudadanía fragmentada, sino de la ciudadanía de la Unión Europea. La reforma en curso puede proporcionar una base constitucional sólida para pasar de una Constitución material a una Constitución formal europea.