Aplicación de la terapia de afrontamiento del estrés en dos poblaciones con alto estréspacientes crónicos y personas sanas
ISSN: 0185-3325
Año de publicación: 2009
Volumen: 32
Número: 3
Páginas: 251-258
Tipo: Artículo
Otras publicaciones en: Salud mental
Resumen
Introducción Actualmente, el estrés se considera un factor de riesgo para la salud. Diversos estudios ponen de manifiesto que altos niveles de estrés presentan mayor número de quejas, tanto en el nivel físico como psicológico. En este contexto, se han desarrollado programas dirigidos a un adecuado afrontamiento del estrés, que han resultado eficaces en la modificación de variables emocionales. Sin embargo, no se ha estudiado la eficacia de la terapia en la mejoría de síntomas somáticos. Por otra parte, existen enfermedades en que, por la modulación inmunológica que produce, el estrés puede actuar exacerbando el curso de ésta. Un prototipo de lo anterior es el lupus eritematoso sistémico (LES), enfermedad de carácter autoinmune que suele conllevar importantes niveles de dolor y deterioro de diferentes sistemas, con lo que a su vez produce altos niveles de estrés en los pacientes que lo padecen. También está ampliamente demostrado que el estrés puede actuar como exacerbador de la enfermedad. Pese a ello, no se ha llevado a cabo ningún estudio que tenga como objetivo comprobar la eficacia de la terapia de afrontamiento al estrés por sus consecuencias físicas y emocionales. Por ello, el objetivo de este estudio ha sido valorar la eficacia de la terapia cognitivo–conductual en el manejo del estrés para comprobar si disminuye la percepción de los síntomas somáticos autoinformados, tanto en personas sanas como en personas con lupus. Material y método En este estudio han participado 52 personas, de las cuales 22 eran pacientes con lupus y 30 eran personas con alto estrés. Para evaluar el nivel de estrés hemos utilizado el Inventario de Vulnerabilidad al Estrés y la Escala de Experiencias Vitales Recientes (SRLE); para evaluar la depresión, el Inventario de Depresión de Beck (BDI); para la ansiedad, el Inventario de Ansiedad Rasgo (STAI–R); y para los síntomas somáticos autoinformados, la Escala de Síntomas Somáticos–Revisada (ESS–R). Además, en los pacientes con LES, se obtuvo el índice SLEDAI o índice de actividad de la enfermedad. Ambos grupos se evaluaron en las diferentes variables psicológicas descritas previamente antes y después del tratamiento. La terapia recibida fue de tipo cognitivo–conductual y se desarrolló a lo largo de 13 sesiones de hora y media. Resultados Los resultados mostraron que ambos grupos presentaban una reducción estadísticamente significativa en experiencias vitales estresantes [F(1 .50) = 28.6; p<0.000], vulnerabilidad al estrés [F(1.50) = 105.25; p<0.000], depresión [F(1.50) = 68.33; p<0.000] y ansiedad [F(1 .49)=54.53; p<0.000] después del tratamiento. El tamaño del efecto en estas variables fue alto tanto en el grupo de pacientes con lupus como en el grupo de personas sanas, siendo mayor en este último. Asimismo, ambos grupos presentaron una mejora estadísticamente significativa de la función física y se produjo una disminución de los síntomas somáticos percibidos [F(1 .48) = 37.7; p<0.000] después del tratamiento. Además, aunque es alto en ambos grupos, el efecto del tratamiento es mayor en el grupo de personas con alto estrés percibido. Discusión Nuestros datos indican que la terapia de afrontamiento del estrés influye positivamente tanto en el grupo de personas con alto estrés como en el grupo de pacientes de lupus. En dicha mejoría disminuyen de forma significativa las puntuaciones de vulnerabilidad al estrés, experiencias vitales estresantes, ansiedad y depresión. Por otro lado, con respecto a los síntomas somáticos experimentados por ambos grupos, los resultados muestran un descenso de la percepción de los mismos. Aunque esta disminución es significativa, el tamaño del efecto es mayor en el grupo de personas con alto estrés. Este estudio apoya, por tanto, la importancia de un programa de afrontamiento del estrés no sólo para disminuir la cantidad de estrés, sino para mejorar las variables emocionales y el estatus físico tanto en personas con enfermedades crónicas como en personas sanas, pero con alto estrés.