La determinación retórica del ser

  1. Vallejo Campos, Alvaro Pablo
Revista:
Pensamiento: Revista de investigación e Información filosófica

ISSN: 0031-4749 2386-5822

Año de publicación: 2014

Volumen: 70

Número: 262

Páginas: 19-37

Tipo: Artículo

DOI: 10.14422/PEN.V70.I262.Y2014.002 DIALNET GOOGLE SCHOLAR lock_openAcceso abierto editor

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Referencias bibliográficas

  • Cfr. SHOREY, P., ad loc, The Republic, 2 vols., Cambridge, Mass., 1969 (1937).
  • En esto estoy de acuerdo totalmente con JAEGER, W., Paideia: los Ideales de la Cultura Griega, México, 1971, (1933-1945), págs. 842 y sgs.
  • Cito la traducción de GUZMÁN HERMIDA, J. M., Isócrates, Discursos, 2 vols., Madrid, 1979.
  • Inmediatamente antes de referirse a estas prácticas propedéuticas, Isócrates menciona materias, como la astronomía y la geometría (Ant. 265.2), que difícilmente pueden aludir a otra cosa que al programa de estudios de la Academia platónica. Además, en un pasaje inmediatamente anterior, Isócrates nos recuerda que para la mayoría de los hombres ambas materias no son otra cosa que «charlataneria y mezquindad» (262.2). Isócrates conecta «los estudios de esta naturaleza» (261.3-4) tanto con la astronomía y la geometría como con «los discursos erísticos» (261.2). En el Panatenaico esta asociación vuelve a repetirse, pues aquí se habla de estas ciencias y de los «llamados diálogos erísticos» sin solución de continuidad. Isócrates no niega la utilidad propedéutica de estos estudios, pero cree, como Calicles en el Gorgias (cfr. 484c), que deben limitarse a la juventud, pues no casan bien con la actividad propia de hombres que han llega-do a la plenitud de su madurez vital (Panat. 28.1-2). No hay duda de que Isócrates se refiere en estos pasajes a las enseñanzas de la Academia, aunque posteriormente, como vemos, las haya juzgado con menor rigor que en su obra mas temprana (cfr. In Soph. 8). En esto, por lo demás, estoy de acuerdo con Jaeger (citado en la n.2) y otros autores, cfr. DODDS, E. R., Plato, Gorgias, A revised text with introduction and commentary, Oxford (1959), 1990, p. 272
  • Sobre las relaciones entre Isócrates y Platón, véase la amplia nota de GIL, L., en Platón, Fedro, Madrid, (1959), 1970, p. XVIII-XXI y mi «Conflicto en torno al Lógos», ya citado.
  • Como hemos visto en la nota anterior, la expresión que aparece en Isócrates, aparente-mente referida a Platón, es «charlatanería y mezquindad» (adoleschía kaì mikrología). En las Nubes de Aristófanes se presentaba también a Sócrates como una especie de sofista versado en los meteoros (v.228), y el personaje de esta obra, Estrepsíades, atribuye a la influencia de su «charlatanería» (v. 1480) el hecho de que él mismo rechazara la existencia de los dio-ses. Véase la traducción de VELÁSQUEZ, O., Aristófanes, Nubes, Santiago de Chile, 2005, p. 112.
  • Existe una correspondencia extraordinaria entre las acusaciones de Isócrates y las criticas recibidas por la filosofía que Platón describe en la República: después de mencionar las materias propias del currículum académico, como «la astronomía, la geometría y otros estudios semejantes», y mencionar su calificación habitual como «charlatanería y mezquin-dad», Isócrates, hablando ahora con voz propia, hace hincapié en la inutilidad de tales co-nocimientos tanto para la vida privada como para la pública (cfr. Ant. 262.3-4 y sgs.). De ahí que sostenga que no debe llamarse filosofía a una «actividad que no resulta útil para hablar ni para actuar» (266.2-3). Pero Platón, de la misma manera, cuando se refiere a los marineros que niegan la existencia de un arte de pilotar, sostiene que de existir en la nave el verdadero piloto, es decir, el filósofo gobemante, este sería considerado no solo un «miracielos y un charlatán» sino un «inútil» para lidiar con los problemas del estado (488e4-al). Sobre Isócrates como probable alusión del término philódoxos, cfr. VEGETTI, M., PLATONE, La Repubblica, libro V, traduzione e commente a cura di VEGETTI, M., Nápoles, 2000, p. 103, n. 138.
  • Sobre la novedad terminológica que Platón confiere a la palabra en este sentido, véan-se los comentarios ad loc. de ADAM, J., The Republic of Plato, 2 vols., Cambridge, (1902), 1963 y VEGETTI, M., locus cit.
  • Hay expresiones en los diálogos que permiten pensar que un mismo objeto puede ser el contenido cognitivo tanto de la opinión como del saber; cfr. Menón 98a, donde una opinión verdadera puede convertirse en ciencia con un «razonamiento causal». Algunos intérpretes han querido evitar una teoría de los dos mundos, especialmente en el contexto del libra V, donde Sócrates quiere persuadir a su oponente partiendo de sus propias convicciones. Este «requerimiento dialéctico» (FINE, G., «Knowledge and Belief in Republic V-VII», en EVERSON, S. (ed.), Companions to ancient thought, Epistemology 1, Cambridge, 1990, 85-115, p. 87) exi-giría pues hacer ver al adversario la diferencia entre la opinión y el saber sin necesidad de recurrir necesariamente a las formas
  • Para la tesis según la cual las formas no son el único objeto de conocimiento, véase también ANNAS, J., An Introduction to Plato's Republic, Oxford, 1982, págs. 192-215, esp. 210-211.
  • Estoy de acuerdo, por tanto, con Cornford, Plato's Cosmology, The Timaeus of Plato translated with a running commentary, Londres (1937), 1948, p. 190, cuando defiende la con-fluencia del libro V de la Reptiblica con estos pasajes del Timeo, pues en ambos textos la exis-tencia de las dos clases de objetos se sigue de la diferencia entre el conocimiento y la mera creencia. Es verdad que un dualismo excluyente es incompatible con muchos pasajes de los diálogos, pero en última instancia, para que haya conocimiento en sentido estricto, ya sea a propósito de un objeto sensible o de otra naturaleza, es necesario que este esté referido a las esencias puras que constituyen el ser de las ideas
  • Véase la discusión del problema en FERRARI, F., «Conoscenza e opinione: il filosofo e la città», en Platone, La Repubblica, libro V, traduzione e commenta a cura di VEGETTI, M., 393-419, p. 412, que concluye, después de discutir toda la evidencia disponible, que la distinción entre dóxa y epistēmē, hace referencia «a un ambito di oggetti dotati di una natura peculiare».
  • Cfr. mi nota a este pasaje en PLATÓN, Reptiblica, trad, de EGGERS, C, introd. y notas de VALLEJO CAMPOS, Á., ed. Mondadori, Milán, 2012, p. 599, n. 83.
  • Como indica FERRARI, F., «La verità del logos, vale a dire il suo essere completamente vero, dipende dall'essere assolutamente F del termine intenzionato»
  • cfr. «Conoscenza e opi-nione: il filosofo e la città», en PLATONE, La Repubblica, libro V, traduzione e commento a cura di VEGETTI, M., 393-419, p. 411, n. 18. Cfr. también, págs. 411s. y en este mismo volumen, «Teoria delle Idee e ontologia», 365-391, p. 381.
  • Unos autores han insistido más en alguno de estos sentidos que en otros. Como ejem-plo de la interpretación existencial, véase STOKES, M. C, «Plato and the Sightlovers of the Republic», Apeiron, XXV (1992), 103-132
  • que prefiere un análisis más en términos existen-ciales que verídicos, aunque a su juicio se trata de un argumento dialéctico y, por tanto, no habría que atribuir a Platón las conclusiones a las que se llega en estos pasajes más alláde su «responsabilidad literaria» (p. 103). La interpretación predicativa del ser ha sido sosteni-da por muchos autores, entre los que debemos mencionar especialmente a VLASTOS, G. («A Metaphysical Paradox» y «Degrees of Reality in Plato», en Platonic Studies, Princeton, 1981, 43-57, 58-75
  • Kahn, C, ha defendido, como otros muchos, el sentido predicativo cuando Platón se refiere a cosas que se hallan entre el ser y el no ser, aun insistiendo en el carácter verídico que acompaña al uso del verbo, véase «Being in Parmenides and Plato», La Parola del Passato, XLIII 1988, 237-261, p. 255 y sgs
  • «Some Philosophical Uses of "to be" in Plato», Phronesis, XXVI, 1981, 105-134, págs. 112 y sgs
  • La interpretación mayoritariamente verídico-proposicional (en un sentido diferente de Kahn) ha sido esgrimida por Fine, G., en contra de la teoría de los dos mundos, loc. cit. También hay autores que insisten en la combi-nación de varios sentidos que se dan simultáneamente, por ejemplo, González, F. J., ha sos-tenido la combinación de los sentidos predicativo y existencial, pues a su juicio para Platón el valor existencial de «es» no significa existencia como algo indeterminado en relación a la esencia, sino como una «existencia determinada», que por tanto combina la existencia y la predicación, cfr. «Propositions or Objects? A Critique of Gail Fine on Knowledge and Belief in Republic V», Phronesis, XLI/3, 1996, 245-275, págs. 260-1. Hay que tener en cuenta que el sentido verídico para algunos autores, como Kahn, tiene también un sentido objetivo, mien-tras que para Fine hace referencia a una propiedad de las proposiciones, de tal manera que para esta última la diferencia entre conocimiento y opinión comporta una diferencia entre conjuntos de proposiciones, pero no implicaría objetos ontológicamente diversos.
  • Cfr. sobre este punto en concreto, FERRARI, E, «Teoria delle idee e ontologia», p. 379.
  • Sigo estando de acuerdo con Vlastos cuando afirmó que no tiene mucho sentido ha-blar de grados de existencia, cfr. VLASTOS, G., «Degrees of Reality», pág. 65. Para las críticas de las que ha sido objeto, véase GONZALEZ, F., loc. cit., pág. 259-260. No obstante, Vlastos no se olvida del valor existencial que pueda tener a la vez el ser, porque la afirmación platónica de que los amantes de los espectáculos tienen a la vista objetos que no son «realmente reaies» «presupone su existencia» (loc. cit.).
  • Cfr. VLASTOS, G., «A Metaphysical Paradox», p. 49.
  • Cfr. GILSON, E., El Ser y la Esencia, Buenos Aires, 1951, pág. 31.
  • Véase de la obra aristotélica Sobre las Ideas, el frag 3, especialmente las líneas 80.8 y sgs. del Comentario de la Metafísica de Alejandro de Afrodisias, trad, de Vallejo Campos, Á., Aristóteles, Fragmentos, Madrid, 2005, pág. 411s.
  • HEIDEGGER, M., Nietzsche, II, Barcelona, 2002 (trad. de J. L. Vermal) atribuye a Platón la separation del «que es» y el «qué es», el hóti y el ti (pág. 17), desde el momento en que «todo ente particular sólo deja que la idea aparezca en cada caso en tal o cual manera, o sea de modo limitado y menoscabado» (pág. 178). Esta dualidad entre el óntös ón, el ser verda-dero identificado con la idea, y el mē ón, a medio camino entre el ser y el no ser, que es el ente particular, prepararía la distinción posterior que, «gracias a la interpretación teológica de la creación, aparece en multiples formas», como la que se establece entre la essentia y la existentia (pág. 17).
  • KAHN, C, «Some Philosophical Uses of "to be" in Plato», págs. 113s.
  • Esta es la posición de STRAUSS, L., La Ciudad y el Hombre, Buenos Aires, 2006 (1964), pág. 176. A juicio de Strauss, «al buscar la justicia como modelo damos a entender que el hombre justo y la ciudad justa no serán perfectamente justos» (pág. 172), negando así el ca-rácter ideal de la «ciudad justa», cuya condition se parecería más bien a la de un retrato de un ser humano que posee la belleza «en virtud del arte del pintor» (pág. 176).
  • Cfr. BURNYEAT, M., «Utopia and Fantasy: The Practicability of Plato's Ideally Just City», en HOPKINS, J., SAVILE, A., eds., Pyschoanalysis, Mind and Art, Oxford, 1992, 175-87, pág. 177
  • En el Fedro 247c se habla de un «lugar supraceleste». Para Cornford, el cielo representa aquí el orden visible del universo y particularmente de los cuerpos celestes, cfr. CORFORD, F. M., The Republic of Plato, Oxford, 1972 (1941), pág. 319 n.1
  • GUTHRIE, W. K. C, Historia de la Filosofía Griega, Vol. IV, Madrid, 1990, p. 520.
  • ISNARDI PARENTE, M., «Motivi utopisticima non Utopia-in Platone». en UGLIONE, R., (ed.), La Città ideale nella tradizione classica e biblico-cristiana, Turín, 1987, 137-154, pág. 140.
  • Cfr. VEGETTI, M., «Il tempo, la storia, l'utopia», en Platone. La Repubblica. Traduzione e commento a cura di M. V., vol. VI, Libro VIII-IX, Nápoles, 2005, 137-168, págs. 160 n. 45 y 161.
  • Cfr. sobre este punto VALLEJO CAMPOS, A., «Nihilismo, Utopía y Conflicto de Valores», en ÁVILA, R., ESTRADA, J. A., RUIZ, E. (eds.), Itinerarios del Nihilismo, La Nada como Horizonte, Madrid, 2009, 41-61, págs. 45 y sgs
  • Sobre Platón, el pensamiento utópico y las interpretacio-nes de su pensamiento que han tendido a reconocer o rechazar esta dimensión de su proyecto politico, véase VEGETTI, M., « Un Paradigma in cielo», Platone Politico da Aristotele al Novecento, Roma, 2010.
  • Como indica VEGETTI, M., Guida alla Lettura della Repubblica di Platone, Roma-Bari, 1999, pág. 73
  • «Beltista eiper dynata». Lo statuto dell'utopia nella Repubblica, en VEGETTI, M., Platone. La Repubblica, traduzione e commento a cura di M. V., vol. IV, Libro V, Nápoles, 2000, 107-147, págs. 121 y 138, la República no puede considerarse una utopía en el sentido de un castillo en el aire o una mera ensoñación, pero tampoco constituye un programa político de corto alcance que pueda ser llevado inmediatamente a la práctica.
  • Cfr. KANT, L, Critica de la Razón Pura, trad. de P. Ribas, Madrid, 1978, págs. 311-112.
  • En este sentido, véase GRISWOLD, C. L., «Le Liberalisme Platonicien, De la perfection individuelle comme fondement d'une théorie politique», en DIXSAUT, M., Contre Platon, 2 vols., París, 1995, vol. II, 155-195, pág. 171
  • véase la discusión de estas posiciones que tienden a despolitizar el discurso filosófico de la República en VEGETTI, M., «Plato senza politica», en Un Paradigma in cielo, págs. 145-159, esp. pág. 152.
  • Sobre la ontologfa normativa que Platón aplica en muchos casos, como el placer, el amor o la templanza, he tratado en otro lugar. Normativo se opone a descriptivo: a Platón no le interesa cómo la gente ordinaria entiende las cosas, el modo en que estas se manifies-tan o su existencia fáctica en un momento determinado, sino cómo deberian ser a la luz de sus esencias correspondientes. Esta perspectiva se puede aplicar universalmente, como a mi juicio ocurre incluso en el caso del placer, cfr. VALLEJO CAMPOS, A., «The ontology of pleasure in the Philebus and the Republic», en Proceedings of the Boston Area Colloquium in Ancient Philosophy, XXIV, 2008, 51-74, págs. 51-2.