La participación educativa ¿democratización o rutinización? una reflexión desde la realidad cubana y española
- Rivero Baxter, Yisel
- Clotilde Proveyer Cervantes Director/a
- Francesc Jesús Hernàndez Dobon Codirector/a
Universidad de defensa: Universitat de València
Fecha de defensa: 20 de julio de 2020
- María del Mar Venegas Medina Presidenta
- José Beltrán Llavador Secretario/a
- Keyla Estévez García Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
La investigación aborda la participación educativa en Cuba y España. Devela las conexiones entre leyes y prácticas de profesores, alumnos y familias. Parte de la Nueva Sociología de la Educación y la Pedagogía Crítica. Es un estudio mixto (cuantitativo/cualitativo), que vincula lo macrosocial (legislaciones sobre organizaciones y procedimientos) con lo microsocial (aplicación en las instituciones). En tesis la participación detectada dista mucho de las concepciones de la Pedagogía Crítica. Docentes, familias y alumnos tienen actitudes pasivas e irreflexivas, además de que el marco jurídico es imperfecto en ambos países. Las estructuras de participación de los tres actores delimitan ámbitos y niveles muy básicos. Los docentes se ocupan de: pedagógico-didáctico y organizacional, mientras que familia y alumnado, sólo en lo organizacional y en cuestiones puntuales. En España, a pesar de los mecanismos de participación logrados, aún prevalece una centralización en las maneras de hacer del sistema que obstruyen el proceso. En general existe una correspondencia entre normativas, percepciones y prácticas en cuanto a nivel de participación que regulan, perciben y realizan los actores estudiados. Este es la movilización y de consumo, y lo que acontece es un simulacro de participación. Legalmente se entiende participar como convocar e informar objetivos, estrategias metodológicas y actividades. Paradójicamente los actores terminan actuando de esa manera y aceptan esos limitados ámbitos. En Cuba la participación es defendida moderadamente desde el discurso, pero su puesta en práctica es ineficiente; mientras que en España se defiende fuertemente por el discurso y su implementación es moderada. En Cuba las estructuras educativas tienen funciones y formas de trabajo iguales, establecidas centralmente y los docentes reflejan una participación movilizativa y de consumo. En España se permiten instancias intermedias territoriales y los docentes asumen un nivel de consulta, discusión y/o conciliación, además de intervenir más en lo pedagógico, en comparación con Cuba. En ambos países, la participación educativa se aleja de un ideal de democratización. Los cambios normativos no se ven en la práctica, donde la rutina distingue a las instituciones. Para lograr un proceso pleno, la participación debe ser objetivo educativo y sus indicadores, criterios de calidad. También, superar la noción movilizativa por la de toma de decisión, descentralizar y desburocratizar el sistema educativo. La diversidad debe verse como fortaleza y lograr interacciones horizontales. Este estudio propicia el perfeccionamiento de las escuelas, para formar al ciudadano reflexivo, autónomo y comprometido que nuestros países necesitan.