Estudio de la estabilidad en implantes insertados en hueso nativo y hueso regenerado
- María Victoria Olmedo Gaya Director
- Manuel Francisco Vallecillo Capilla Director
Defence university: Universidad de Granada
Fecha de defensa: 14 January 2022
- R. Osorio Ruiz Chair
- E. Osorio Ruiz Secretary
- Francisco Javier Manzano Moreno Committee member
- Pedro Infante Cossío Committee member
- José M. Martínez González Committee member
Type: Thesis
Abstract
La osteointegración está determinada clínica e histológicamente por la estabilidad de los implantes. La obtención de una elevada estabilidad primaria de los implantes en el momento de su inserción, así como su mantenimiento a lo largo de todo el proceso de osteointegración o estabilidad secundaria, es considerado como uno de los prerrequisitos fundamentales para el éxito de cualquier tratamiento con implantes. Mientras que la estabilidad primaria va a depender de unos factores determinados como son la calidad ósea, el diseño macroscópico del implante (diámetro, longitud y forma) y la técnica quirúrgica; la estabilidad secundaria va a depender de otras variables como el diseño microscópico del implante (superficie) y sus propiedades físicas. Determinar los factores que más influyen en la estabilidad para conocer las causas del fracaso implantario, así como diseñar técnicas que mejoren la calidad y cantidad de hueso disponible son, actualmente, uno de los principales retos de la implantología. Por consiguiente, el desarrollo de nuevas técnicas de regeneración ósea y el empleo de sustitutos óseos como el injerto de origen xenógeno, han permitido que el tratamiento con implantes dentales sea una alternativa cada vez más accesible para pacientes que antes no eran candidatos. No obstante, es importante determinar si el hueso regenerado presenta características similares al hueso nativo para las rehabilitaciones con implantes. Después del periodo de cicatrización, se espera que el hueso regenerado proporcione suficiente disponibilidad y densidad ósea para obtener una estabilidad primaria adecuada y mantenerla a lo largo del tiempo. Actualmente, para poder conocer clínicamente el nivel de osteointegración y estabilidad de los implantes en cualquier momento del tratamiento, se emplea el Osstell; un dispositivo que utiliza el Análisis de Frecuencia de Resonancia (RFA) convirtiendo esa frecuencia de resonancia en un cociente de estabilidad de implantes (ISQ). El diseño de nuestro trabajo responde a un estudio clínico multifactorial observacional prospectivo de seguimiento clínico. Las variables estudiadas fueron: localización, densidad ósea, diámetro, tipo de hueso y tipo de implante. Las medidas de estabilidad se realizaron al inicio (tras la inserción del implante), a las 8 semanas (cirugía de segunda fase) y a las 12 semanas (carga protésica). La muestra constituyó un total de 120 implantes divididos en 4 grupos de estudio: Grupo I: 30 implantes Zimmer TSV, insertados en hueso nativo/no regenerado del paciente; Grupo II: 30 implantes Phibo TSH, insertados en hueso nativo/no regenerado del paciente; Grupo III: 30 implantes Zimmer TSV, insertados en hueso regenerado 6 meses antes con xenoinjerto y Grupo IV: 30 implantes Phibo TSH, insertados en hueso regenerado 6 meses antes con xenoinjerto. El nivel de significación se estableció en p≤ 0,05. Se observó como los implantes empleados en este estudio obtuvieron unos valores de ISQ > 65 a las 8 semanas. Del mismo modo, se encontraron diferencias significativas en el ISQ de los implantes en el momento de su inserción en función de la densidad ósea de los maxilares, el tipo de hueso (regenerado o nativo) y el tipo de implante (Zimmer TSV o Phibo TSH) empleado (p< 0,05). Asimismo, la combinación tipo de hueso y tipo de implante mostró diferencias significativas en el valor ISQ de los implantes al inicio y a las 12 semanas. La localización y el diámetro de los implantes no mostraron diferencias significativas en los resultados obtenidos. Los resultados mostraron una gran influencia de la estabilidad primaria en la estabilidad secundaria de los implantes. Por otro lado, a pesar de que los implantes insertados en hueso nativo mostraron una mayor estabilidad, los implantes insertado en hueso regenerado obtuvieron una adecuada estabilidad primaria y secundaria; considerada suficiente para iniciar la carga protésica a las 8 semanas. En cuanto a las variables estudiadas, se pudo observar como la densidad ósea influyó en la estabilidad primaria de los implantes, pero no en la secundaria; siendo los implantes insertados en hueso de mayor densidad los que obtuvieron mayor estabilidad. Por otro lado, el tipo de hueso y el tipo de implante también influyeron en la estabilidad primaria de los implantes; no obstante, cuando se estudió la combinación tipo de hueso con tipo de implante, la estabilidad secundaria también se vio influenciada. Finalmente, el diámetro y la localización del implante no influyó ni en la estabilidad primaria ni secundaria de los implantes.