Variantes génicas asociadas a neuroinflamación en la enfermedad de Alzheimer en Canarias

  1. Déniz Naranjo, María Cándida
Zuzendaria:
  1. Carmen Muñoz Fernández Zuzendaria
  2. Florentino Sánchez García Zuzendaria

Defentsa unibertsitatea: Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

Fecha de defensa: 2009(e)ko urria-(a)k 30

Epaimahaia:
  1. Rafael Solana Lara Presidentea
  2. José Pestano Brito Idazkaria
  3. Fernando Isidro Montón Álvarez Kidea
  4. Francisco Javier Barrero Hernández Kidea
  5. Basilio Javier Anía Lafuente Kidea

Mota: Tesia

Teseo: 305809 DIALNET

Laburpena

El aumento de la esperanza de vida en los países desarrollados o en vías de desarrollo es un hecho bien conocido, y Canarias no ha quedado atrás: en 1991, el porcentaje de personas mayores de 65 años en Canarias, fue del 9,5%; mientras que en 2007 ya era casi del 12,5%. Dentro de las enfermedades del envejecimiento, la demencia se ha convertido en la gran amenaza para el bienestar y la salud de las personas mayores, de sus familias y de la sociedad en general. Y dentro de las demencias, la Enfermedad de Alzheimer (EA) representa el 65-70% de todas éstas. Esta enfermedad está caracterizada por un declive gradual e irreversible de las funciones cerebrales superiores o cognoscitivas, con desorientación, daños en memoria y lenguaje, agnosia y apraxia. En nuestro país, esta enfermedad tiene una prevalencia global del 4,6%, donde, por grupos de edad, afecta a un 0,6% de la población entre 65-74 años, a un 7,9% de la población entre 75-84 años, y a un 16,2% de la población mayor de 85 años (22,2% mayor de 90 años) Hasta el momento sólo se conocen cuatro genes (APP, PSEN1, PSEN2 y APOE), claramente asociados con la enfermedad y que, además, se relacionan con ésta dependiendo del tipo de Alzheimer que presente el paciente. Los tres primeros están relacionados con la EA de tipo familiar-temprano, encontrándose en cada uno de ellos más de una mutación. Respecto a la EA de tipo esporádico-tardío, sólo las variaciones polimórficas descritas en el gen APOE, han presentado una relevancia significativa en el riesgo de padecer EA. Por tanto, una gran variedad de factores, tanto genéticos como ambientales, pueden contribuir al desarrollo de EA. OBJETIVO El objetivo de este trabajo ha sido el de analizar, en un grupo de 282 pacientes de Alzheimer y 312 controles sin deterioro cognitivo, todos procedentes de la isla de Gran Canaria, el papel de los polimorfismos de algunos de los genes que han sido asociados con esta enfermedad y comprobar si éstos pueden ser de ayuda en la mejora del diagnóstico de la enfermedad. Los genes estudiados en este trabajo son: Apoliproteína E (ApoE), Butirilcolinesterasa (BChE), Mieloperoxidasa (MPO), Antígenos Leucocitarios Humanos (HLA-A y HLA-DR), Interleuquina-1alfa (IL-1B), Interleuquina-1beta (IL-1a), Factor de Necrosis Tumoral-alfa (TNF-a), Factor de Crecimiento Tumoral-beta (TGF-B), Interleuquina-10, Interleuquina-6 e Interferón-gamma (IFN-g). RESULTADOS / CONCLUSIONES - En nuestra casuística, el porcentaje de enfermos aumenta a medida que aumenta la edad. Además, encontramos más del doble de mujeres que de hombres en el grupo de los pacientes. - El alelo E4 de la lipoproteína apoe, está asociado con la EA, incluso cuando hacemos este mismo estudio estratificando por género. Además, el riesgo asociado con el alelo E4 de la apoe es dosis dependiente. - La presencia del alelo K de la BChE está relacionado, únicamente, con la edad al diagnóstico, de tal manera que retrasa la aparición de la enfermedad. - Del total de polimorfismos estudiados para las citoquinas (TNF-alfa, TGFbeta1, IFN-gamma, IL-10, IL-1alfa, IL-1beta e IL-6) y HLA (HLA-A2 y HLADR2), en nuestra casuística, sólo hemos observado relación con la enfermedad de Alzheimer en dos de ellos: IL-1beta (-511T) e IL-6 (-174G). En cuanto al resto de polimorfismos, no observamos ningún tipo de relación con la EA. - Estos marcadores pueden ser de utilidad a los neurólogos siempre y cuando se usen en un entorno estrictamente clínico, es decir, ante la presencia de una sospecha clínica de demencia tipo Alzheimer, de tal manera que pueden ayudar al clínico a afianzar el diagnóstico precoz, mientras que como predictores de EA, en ausencia de cuadro de demencia, no tienen validez alguna.