Ahorro energético y confort lumínicola protección solar en el paradigma de la arquitectura actual

  1. Esquivias Fernández, Paula Matilde
  2. Moreno-Rangel, David
  3. Fernández Expósito, Manuel
Libro:
Greencities & sostenibilidad: Málaga, 2-3 oct 2014 : inteligencia aplicada a la sostenibilidad urbana : comunicaciones y 2ª bienal de proyectos de edificación y urbanismo sostenible

Editorial: Ayuntamiento de Málaga

ISBN: 978-84-697-0799-9

Año de publicación: 2014

Páginas: 349-365

Congreso: Greencities & sostenibilidad (5. 2014. Málaga)

Tipo: Aportación congreso

Resumen

Aunque la cara más visible de la Directiva 2010/31/UE ha sido un recrudecimiento en las exigencias de aislamiento térmico de los edificios, plasmado en la modificación del Documento Básico HE, es a las estrategias que mejoren el comportamiento térmico de los edificios en verano a las que la directiva apremia para evitar el encarecimiento de la electricidad y la perturbación del balance energético de los estados miembros. Sin lugar a dudas, los países con los climas más cálidos tenemos una gran tradición constructiva a la hora de evitar la excesiva radiación solar térmica en nuestros edificios, siendo un buen ejemplo de ello la estructura urbana de los centros históricos, la incorporación de los patios y el empleo de elementos de protección solar. La internacionalización e importación de la arquitectura del norte de Europa, donde sus condiciones climáticas requieren grandes superficies acristaladas por motivos térmicos y lumínicos, promovió el empleo y desarrollo de elementos de protección móvil instalados en el interior del edificio. Sin embargo, con estos elementos, no se evita la entrada de la radiación solar en los espacios, fomentando el efecto invernadero, y a menudo se hace mal uso de ellos, siendo habitual tener estos dispositivos cerrados y la iluminación eléctrica encendida, elevando, por tanto el consumo energético de los edificios, por climatización y por iluminación. Los elementos de protección solar exterior, bien diseñados, obstruyen la radiación solar en el periodo de tiempo que se requiera, mitigando, de este modo, el sobrecalentamiento de estos espacios así como la probabilidad de deslumbramiento por la presencia de luz directa que provoque un excesivo contraste. Los elementos más habituales para ello son los voladizos, las lamas, fijas o móviles, y los elementos textiles como los toldos. Por otro lado, la evolución de la arquitectura nos proporciona diversos ejemplos de edificios emblemáticos envueltos en una segunda piel, generalmente creada por motivos estéticos, pero ¿no es esta piel sino un gran elemento de protección solar unitario y homogéneo del edificio? ¿Cómo afecta su diseño, a primera instancia, de geometría arbitraria, a las condiciones térmicas y lumínicas de los espacios a los que sirve?