La literatura como experiencia del disenso.Fracturas del imaginario en la Argentina Menemista

  1. Ferrer Rey, Lorena
Dirigida por:
  1. David Sánchez Usanos Codirector/a
  2. Gabriel Aranzueque Director/a

Universidad de defensa: Universidad Autónoma de Madrid

Fecha de defensa: 02 de diciembre de 2019

Tribunal:
  1. Annick Louis Presidente/a
  2. Iván de los Ríos Secretario/a
  3. Azucena González Blanco Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

La presente investigación plantea una hipótesis desde su propio título: la literatura puede entenderse como una experiencia de disenso. Ello llevará a examinar cautelosamente los tres términos puestos en juego dentro de dicho título: literatura, experiencia y disenso. De la primera interesará averiguar no tanto qué es ―la visión esencialista quedará desechada de antemano, pues conduce a atolladeros que resultarían, a la postre, infructíferos―, sino más bien qué espacio ocupa dentro de la red de discursos sociales, qué tipo de conocimiento produce y, en definitiva, qué hace o, para ser más precisos, qué nos hace pensar. Ese desplazamiento de la pregunta desembocará en el segundo de los términos, que quedará íntimamente imbricado con el anterior en el sintagma experiencia literaria. Los textos literarios no se limitan a representar lo real, ni siquiera a reproducir los discursos que pretenden conocerlo, sino que, antes bien, ofrecen una recomposición distanciada de estos últimos, con lo que ponen en tela de juicio las maneras en que percibimos el mundo y hablamos sobre él. En la noción de experiencia se dan cita al menos dos ideas: la de apertura (hacia nuevas perspectivas) y la de transformación (de las representaciones ya existentes); dos ideas que, además, conducen hacia el último miembro de la terna. Para reflexionar acerca del disenso habremos de acudir al pensamiento de Jacques Rancière, quien lo ha conceptualizado como una pieza clave para entender la relación que entablan el arte y la política: ambas son, a su juicio, formas de disenso, que reconfiguran la experiencia común de lo sensible o, en otras palabras, que desgarran la imagen de la comunidad y dejan sus costuras al descubierto. Postular que la literatura es una experiencia de disenso significa afirmar que los textos literarios erosionan los repartos sociales establecidos, con lo que hacen irrumpir perspectivas inéditas sobre ellos. Ahora bien, para poner a prueba esas hipótesis iniciales hará falta confrontarlas con los textos mismos; ver si, efectivamente, estos ratifican o no lo que se ha dicho acerca de ellos. No bastará, por lo tanto, con hablar de disenso o de repartos sociales en abstracto, sino que hará falta precisar qué es lo que la literatura erosiona y cómo lo hace. Encontraremos la pista en la noción de consenso, que Rancière no define solo como antónimo del disenso, sino que también utiliza para designar la racionalidad dominante que, a partir de cierto momento histórico marca las directrices ideológicas del mundo globalizado. Esta especie de «gramática política», que, a grandes rasgos, puede identificarse con aquello que recibe el nombre de neoliberalismo, se expresa, difunde y consolida a través de las representaciones imaginarias, entre ellas la literatura, a la que acudiré para comprender mejor su funcionamiento. De esta manera llegamos a lo expresado en el subtítulo de esta tesis: partiendo de la presunción de que este consenso dominante se manifiesta de manera especialmente significativa e intensa en la Argentina de los años noventa ―la delimitación temporal que presento va desde 1989, año en el que Menem asciende al poder, hasta la crisis de 2001―, propongo inspeccionar los rasgos fundamentales de lo que he llamado el imaginario menemista. Para hacerlo, acudiré a una serie de ficciones literarias escritas en ese periodo, en las que, de acuerdo con la hipótesis inicial, se ofrecen visiones dislocadas de la época; versiones contrahegemónicas del discurso social; fracturas, como digo, del imaginario. El análisis de estos textos no solo arrojará una comprensión más fidedigna del periodo estudiado, tanto en lo que se refiere al caso argentino como en su extrapolación a un sistema global; también llevará al replanteamiento de la potencialidad política de la literatura y de su poder de intervención en los debates, conflictos y contradicciones que anidan en una sociedad y una época determinadas, de acuerdo con las líneas directrices que guiaban esta investigación desde su inicio.