Materia, material y aparejo en la arquitectura de Asís Cabrero

  1. Sánchez La Chica, Juan M.
Dirigida por:
  1. Carlos Jesús Rosa Jiménez Director/a
  2. Gabriel Ruiz Cabrero Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Málaga

Fecha de defensa: 15 de enero de 2016

Tribunal:
  1. Alberto Campo Baeza Presidente/a
  2. Juan Gavilanes Vélaz de Medrano Secretario/a
  3. Alberto Morell Sixto Vocal
  4. Pedro Moleón Gavilanes Vocal
  5. Elisa Valero Ramos Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 399285 DIALNET lock_openRIUMA editor

Resumen

Con la voluntad de profundizar en la generación de arquitectos que tras la guerra civil española dio un giro definitivo de la disciplina hacia la modernidad en nuestro país, la presente tesis doctoral investiga la figura de Francisco de Asís Cabrero. Un arquitecto distinto, que perteneció a un grupo de arquitectos con trayectorias basadas en un entendimiento personal de la arquitectura y que practicó una obra de una apariencia diversa a lo largo de su carrera profesional. Esta tesis doctoral nace con la intención de demostrar la continuidad en el modo de hacer del autor y descubrir los fundamentos teóricos bajo los cuales proyectó su arquitectura. Bajo la premisa de que Francisco de Asís Cabrero forja los principios de su arquitectura en su primer proyecto como arquitecto, se realiza un análisis de Cuelgamuros con un método propuesto por el propio autor en sus Cuatro Libros de la Arquitectura mediante el cual se diferencian radicalmente los valores de orden experimental o de factura, de los aparentes o visuales y de los de orden reflexivo. Este experimento concluye determinando que la arquitectura de Francisco de Asís Cabrero nace como aparejo directo de un material elegido a priori, cuyo orden proviene de su resistencia mecánica y de sus posibilidades de factura, y al cual el autor explotará su inherente expresión útil, corpórea o significante según las intenciones del proyecto. Mientras que la expresión útil muestra como están hechas las cosas, la expresión corpórea insiste en la forma y la expresión significante en la idea que transmite la arquitectura. No obstante también hay figuración en su arquitectura y sus edificios se alzan como cuerpos de cara y espalda que el autor dispone en escorzo. También el símbolo, inevitable en su proyecto de Cruz monumental se repite a lo largo de su trayectoria profesional. Atendiendo a la importancia que los valores experimentales tienen para Asís Cabrero dividimos la obra del autor en edades según el material utilizado, para posteriormente demostrar a través de una selección de proyectos que la diversidad de su repertorio es consecuencia de una distinta disponibilidad material y tecnológica a lo largo de cuarenta años de vida profesional. De este modo y en la Edad de Piedra descubrimos que para el autor el aparejo esencial de la piedra el dintel, del que destacará su significación por la idea de permanencia que transmite la resistencia al paso del tiempo de este duro material. Más adelante y en la Edad del barro, en la que el autor dispone casi exclusivamente de ladrillo para construir, Asís Cabrero practica el aparejo de la bóveda tabicada. Un sistema al que explotará sobre todo su corporeidad o carácter formal, principal característica de la arquitectura del barro según el autor. Durante los años cincuenta se desarrolla la que denominamos la Edad de hormigón. Con un material bi-componente formado por ¿piedra¿ y hierro, y encofrado bajo molde, el autor construirá aparejos adintelados, donde dominará la expresión significante, aparejos abovedados donde dominará la expresión corpórea y entramados donde destacará la expresión útil. Finalmente y a partir de los años sesenta y con la llegada a España de la industria del acero, Asís Cabrero practica en su particular Edad de hierro una arquitectura donde la expresión útil se hace protagonista y en la que apenas existe significación y corporeidad. Por fin Asís Cabrero consigue con el aparejo del hierro que en su obra domine la belleza del útil que había defendido para la arquitectura desde su primer proyecto. La casual disponibilidad de materiales y tecnologías a lo largo de su carrera profesional y que el autor fuera capaz de explotar los valores de cada aparejo, hizo que su obra siguiera un camino de depuración de acuerdo con su discurso teórico. Es decir, la realización primero de una arquitectura de expresión significante-formal-útil en piedra, para posteriormente construir una arquitectura de expresión formal-útil con barro y finalmente una arquitectura de expresión predominantemente útil en hierro, apoya la definición que el autor realiza al final de su carrera donde establece que la Arquitectura es un Arte donde la plástica debe proceder de sus valores experimentales y donde teóricamente no hay cabida a la significación. También los programas de los edificios proyectados acompañarán este proceso que va desde la significación a lo útil pasando por lo plástico. De esta manera en Cuelgamuros, Asís Cabrero proyecta un monumento cuyo principal fin es la significación. Seguidamente y ocupando varios años de su vida tuvo que construir una feria, un programa que busca la formalidad en un momento en el que solo disponía de barro y hormigón para construir. Finalmente y disponiendo de hierro y aunque todo lo quiere construir con este material, recibe el encargo de realizar obras como el Pabellón de cristal, que más que un pabellón o un palacio es una nave gigantesca. Tras demostrar la hipótesis de partida nos adentramos en el discurso teórico que Asís Cabrero construye para dar solidez y justificar los principios intuidos en Cuelgamuros y bajo los cuales elabora su arquitectura. Basándose en el Tratado del hombre de Santo Tomás de Aquino y en las teorías del filósofo alemán Oswald Spengler, diferencia entre las facultades puramente intelectivas del hombre, las derivadas de su mundo visual y las derivadas de su capacidad de realizar herramientas. Para el autor, la condición de constructor de herramientas que caracteriza al hombre nace de la falta de especialización de su mano, la cual es la causa del surgir de la especie. Asís Cabrero construye este discurso para definir la Arquitectura como un Arte Visual en la búsqueda de la belleza, pero especialmente condicionado por su carácter de herramienta. Esta definición fundamenta su afán de por aquella arquitectura en la que prevalezcan los valores útiles o de la mano frente a los aparentes o del ojo y a los significantes o de orden intelectual.