Tadeusz Kantorla construcción del espacio escénico

  1. Susmanscky Bacal, Silvia
Dirigida por:
  1. Nora Catelli Director/a
  2. Annalisa Mirizio Director/a

Universidad de defensa: Universitat de Barcelona

Fecha de defensa: 10 de diciembre de 2014

Tribunal:
  1. Juan Carlos Pueo Domínguez Presidente/a
  2. Ivan Garcia Sala Secretario/a
  3. María José Sánchez Montes Vocal
  4. Santiago Fillol Vocal
  5. Bozena Anna Zaboklicka Zakwaska Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 384656 DIALNET lock_openTDX editor

Resumen

Si bien nuestra primera intención fue dedicar el presente estudio a los maniquíes de Tadeusz Kantor, durante la etapa de investigación el foco centrado en ese particular objeto -que el artista consideraba marginal- se fue ampliando en la medida en que, al inscribirlo en una perspectiva teórica como al resto de los elementos escénicos, los cuerpos artificiales aparecieron como otro signo, si bien peculiar, de un lenguaje escénico que vertebraba a todos los demás. ¿Por qué el artista había elaborado una propuesta espectacular centrada en la visualidad, en los objetos, en el cuerpo del actor -no en el actor- o sus repeticiones artificiales? El marco de la revolución teatral de principios del siglo XX y las décadas siguientes lo explican en parte. Sin embargo, el recurso constante de Kantor a la reflexión teórica durante la creación de sus espectáculos y su práctica paralela de la pintura -que plantea sus propios cuestionamientos- nos permitieron acceder a un terreno más vasto e inexplorado que el de las concomitancias con las vanguardias artísticas pasadas y actuales. En dichos escritos Kantor libra una batalla permanente contra la representación en el campo del arte, prolongando batallas anteriores, pero planteando sus estrategias ocupando, paradójicamente, el terreno de lo supuestamente representable: la realidad y el objeto real. A esta pregunta siguió otra, inherente a ella: ¿cómo se hizo realidad en la escena una realidad vital que se negaba a representar? Ambas apuntan a dos de las direcciones en que se mira el teatro de Kantor: en primer lugar, al teatro mismo y luego, a los demás discursos que lo atraviesan -plásticos, literarios, estéticos, históricos, éticos y religiosos- sumados a la memoria personal, presente en sus últimas puestas en escena, y el paulatino giro autobiográfico que estas van adoptando. De aquí que hayamos acudido a dichas disciplinas en la elaboración de algunas respuestas. En consecuencia, se ha dedicado un espacio considerablemente mayor a la segunda pregunta, el “cómo”, en tanto la pregunta sobre el “por qué” inicial alude a los fundamentos de su opción artística, pero del “cómo” deriva la hipótesis de partida: establecer un marco de comprensión en el cual la construcción del espacio escénico, colonizado por la realidad vital a través de los objetos, sea capaz de dar cuenta de la complejidad y la interdisciplinariedad de la creación de Tadeusz Kantor y los dispositivos de que se sirvió para desterrar la representación de la escena y sostener la autonomía de la obra de arte. Acorde con las dos preguntas acerca de la escena de Kantor, el estudio fue dividido en dos partes. En la primera se intenta responder a la pregunta de “por qué”, incidiendo en el marco conceptual de las rupturas de la escena kantoriana respecto de lo que se entendía por “teatro”, para lo cual se han abordando las nociones de representación versus repetición y de la ilusión teatral. Estas cuestiones hacían necesario especificar a qué clase de realidad pertenecían sus creaciones teatrales, que cumpliera la premisa de no ser representable, que nos ha remitido a los textos de Bruno Schulz, en los cuales se apoya su propia concepción. Está dividida en tres capítulos. El primero gira en torno al eje dicotómico realidad/ representación el cual, según la nomenclatura de Michel Foucault, enfrenta el “orden del espejo” al “orden de la repetición”. Dichos conceptos apuntalan la comprensión de la escena de Kantor en la segunda parte. El artista opondrá la repetición a la mimesis como estrategia para tergiversar las categorías representativas, en especial los aspectos temporales, al enfrentar el tiempo circular de la primera al tiempo cronológico de la segunda. El espectáculo paradigmático de esta estrategia será Wielopole, Wielopole (1985), que desde el título constituye la puesta en escena de la repetición, que sustraía a la creación de la categoría de lo ilusorio y la integraba en una realidad otra, la del campo artístico, en el cual se inscribe la obra total de Kantor.