Análisis narrativo del Evangelio según San Juan. Estudio del discurso joánicomemoria, testimonio, diálogo

  1. HONG JI YOUNG EMILIANO
Dirigida por:
  1. Vicente Balaguer Beltrán Director/a
  2. Luis Caballero Juan Codirector/a

Universidad de defensa: Universidad de Navarra

Fecha de defensa: 25 de junio de 2004

Tribunal:
  1. Gonzalo Aranda Jiménez Presidente
  2. Luis Caballero Juan Secretario/a
  3. Vicente Balaguer Beltrán Vocal
  4. Juan Chapa Prado Vocal
  5. María Arocena Félix Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 106107 DIALNET

Resumen

Sin duda, la comprensión de las cualidades narrativas del cuarto evangelio ayudan al lector a valorar más adecuadamente riqueza y su inabarcable profundidad. Desde el momento en que el evangelista ha elegido la narración como medio para configurar la historia de Jesús se podría decir que se sujeta a las reglas propias de un relato narrativo para conseguir la finalidad que pretene alcanzar. El análisis narrativo del texto joánico -llevado a cabo siguiendo las pistas de muchos exegetas de las últimas décadas- muestra adecuadamente el carácter testimonial de esta narración, ya que las cualidades narrativas del relato responden a la triple fase de la estructura de un testimonio: memoria, configuración y diálogo. El primer paso que da el evangelista para constituir su testimonio es cubrir la brecha temporal entre el pasado que quiere representar y el presente de la narración, a través de la memoria. Esta actitud anamnética se manifiesta en el realto a través de una inmediatez narrativa, propia de una narración de los hechos vividos en primera persona. Pero al mismo tiempo, la memoria de una experiencia vivida exige que el hombre se sitúe a cierta distancia de sí mismo, a fin de reconsturirse en su unidad y en su identidad a través del tiempo. El análisis narrativo pone de relieven esta distancia del yo del narrador con respecto a los hechos, una distancia que favorece la presentación de un relato pausado, contemplativo, mediático. En la segunda fase, en la configuración del testimonio, el narrador debe disponer el material del relato de una forma que permita tener la confianza del lector. Esta actitud se manifiest narrativamente en una omnisciencia peculiar del narrador. Al mismo tiempo, esa configuración se realiza dentro de un marco colectivo de la comprensión de la historia: la tradición. Y finalmente, en la tercera fase, el narrador inscribe el relato en una situación de intercambio entre él y el lector. D