El sistema benéfico-asistencial en la Antequera moderna. Plan hospitalario y calamidades públicas (siglos XVII-XVIII)

  1. LEÓN VEGAS, MILAGROS
Dirigida por:
  1. Juan Jesús Bravo Caro Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Málaga

Fecha de defensa: 15 de diciembre de 2005

Tribunal:
  1. Juan Luis Castellano Presidente/a
  2. María Isabel Pérez de Colosía Secretario/a
  3. Juan Félix Sanz Sampelayo Vocal
  4. María Ángeles Pérez Samper Vocal
  5. Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 131200 DIALNET

Resumen

La ciudad de Antequera sirve de marco geográfico para analizar la estructura asistencial existente, y su respuesta ante las crisis epidémicas y de subsistencias, a lo largo de los siglos XVII y XVIII. La investigación aparece dividida en dos partes bien diferenciadas, aunque interrelacionadas entre sí, con el correspondiente estado de la cuestión inicial, sobre los temas a tratar. Los originarios hospitales fundados por cofradías o patronatos píos, fueron unificados en 1629, en busca de una mejor racionalización de los recursos. Tal fecha marca el final de un proceso impulsado en la segunda mitad del siglo XVI, cuya concreción se dilató en el tiempo debido a diversos inconvenientes de variada naturaleza. En 1667, los hermanos de la Orden de San Juan de Dios comienzan a desarrollar oficialmente su labor asistencial en el Hospital General mencionado, una vez que aceptan la petición del concejo antequerano para hacerse cargo de la gestión de dicha institución, ante el claro fracaso de su funcionamiento. Con estos religiosos se desenvuelve la beneficiencia durante todo el siglo XVIII, hasta el momento de su exclaustración definitiva en el segundo cuarto del Ochocientos. Una de las características principales del centro será el cuidado de expósitos, pues los hospitalarios no contemplaban tal acción en el resto de núcleos poblacionales donde estaban implantados, salvo en Ronda, Murcia y Orihuela. La segunda parte de esta Tesis, presenta las consecuencias derivadas de las epidemias y hambrunas experimentadas en las dos últimas centurias del Antiguo Régimen, resaltando la peste de 1679, momento a partir del cual la urbe conocerá un estancamiento y retroceso demográfico y económico, sin recuperación posterior. Con la fiebre amarilla de 1803-1804 concluimos el rosario de desastres padecidos por los antequeranos en la Edad Moderna.