Exposición al estrés en la etapa juvenilconsecuencias sobre la conducta emocional y la actividad del eje hipotalámico-pituitario-adrenal en ratas

  1. Fuentes García, Silvia
Dirigida por:
  1. Antonio Armario García Director/a
  2. Roser Nadal Alemany Codirector/a

Universidad de defensa: Universitat Autònoma de Barcelona

Fecha de defensa: 22 de diciembre de 2010

Tribunal:
  1. Carmen De Felipe Fernandez Presidente/a
  2. Mª Carmen Torres Bares Secretario/a
  3. Margarita Martí Nicolovius Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 301394 DIALNET

Resumen

Está bien establecido en humanos que los maltratos infantiles están asociados a la aparición de psicopatologías en la etapa adulta. Entre ellas destaca el trastorno por estrés post-traumático (PTSD), que cursa con diversos síntomas entre los que se incluyen la ansiedad y alteraciones en los ejes hipotálamo-hipofisario-adrenal (HPA) y simpático-médulo-adrenal (SMA). Sorprendentemente, los efectos a largo plazo del estrés juvenil han sido muy poco estudiados en modelos animales. Puesto que en nuestro laboratorio estamos caracterizando los efectos a largo plazo de un estrés agudo de elevada intensidad (inmovilización en plancha, IMO) como un posible modelo de PTSD, la hipótesis central de la presente tesis es que la exposición al estrés en la etapa juvenil podría exacerbar los efectos neuroendocrinos y ansiogénicos causados por la exposición a la IMO en la etapa adulta. A tal objeto, expusimos ratas Sprague-Dawley a un modelo de estrés crónico variable (choque eléctrico, nado forzado y exposición al olor de un depredador) durante los días postnatales (PND) 23 al 28. Al llegar a la etapa adulta (PND 60) se evaluó en los animales controles y los estresados los siguientes parámetros: (i) el ritmo circadiano del eje HPA (corticosterona y hormona adrenocorticotropa, ACTH) y la retro-inhibición de los glucocorticoides en condiciones basales; (ii) la respuesta periférica del eje HPA a estímulos de intensidad baja (corredor circular y laberinto elevado) o elevada (IMO); (iii) la respuesta del eje SMA (hiperglucemia) frente a la IMO; (iv) La expresión de CRF y receptores de corticosteroides en el SNC; (v) las conductas de actividad/exploración (prueba del corredor circular) y ansiedad (pruebas del laberinto elevado en forma de cruz, oscuridad-luz y respuesta de sobresalto acústico); (vi) los efectos conductuales de una única exposición a la IMO en la etapa adulta. Nuestros resultados muestran que la exposición al estrés en la etapa juvenil alteró el ritmo circadiano de ACTH en plasma, con niveles más bajos en los animales estresados que en los controles en la fase de mayor actividad, sin que se vieran afectados los niveles de corticosterona. El nivel de supresión de la actividad basal del eje HPA causado por la administración exógena de corticosterona fue similar en controles y estresados. Tampoco se observaron diferencias en la respuesta del eje HPA a las distintas situaciones de estrés o en la respuesta de la glucosa a la IMO. Estos datos sugieren que existen pocos cambios en la actividad periférica del eje HPA tras una exposición al estrés en la etapa juvenil. Esta conclusión viene apoyada por los datos centrales del eje HPA que no muestran diferencias (en condiciones basales) en los niveles de mRNA para el receptor de glucocorticoides (GR) en corteza prefrontal, núcleo paraventricular del hipotálamo (PVN mpd) y formación hipocampal, en los niveles de mRNA para el receptor de mineralocorticoides (MR) en la formación hipocampal o en los niveles de mRNA del factor liberador de corticotropina (CRF) en amígdala central (CeA), núcleo del lecho de la estría terminal (BST) y PVN mpd. A nivel conductual, el estrés juvenil indujo per se una hipoactividad en ambientes nuevos y potenció los efectos ansiogénicos a largo plazo de una IMO aguda en el laberinto elevado en cruz. Otros efectos de la IMO (incremento en la respuesta de sobresalto acústico) se manifestaron tanto en los animales controles como en los estresados en la etapa juvenil. Por lo tanto, la exposición al estrés juvenil es capaz, no sólo de inducir sutiles cambios conductuales y fisiológicos a largo plazo, sino también de hacer más vulnerables a los animales frente a algunos de los efectos negativos de un estrés de elevada intensidad.