Competencias cognitivas y televisión infantil. Una propuesta de análisis y clasificación de series por edades

Laburpena

Los niños son un público televisivo aficionado pero sistemáticamente ignorado por los controles de audiencia y a menudo por los estudios de comunicación. Los educadores, conscientes del gran uso que hacen los niños de este medio coinciden en exigir una programación televisiva infantil de calidad. Pero ¿cuáles son las características de un programa de calidad para niños? La hipótesis de esta investigación es que un programa de calidad, en primer lugar, debe ser accesible al público al que está dirigido; su motivación nace al constatar la ausencia de un sistema de clasificación de los programas infantiles que se fundamente en principios psicopedagógicos y que reconozca y respecte la distancia cognitiva y experencial entre un telespectador de 2, 6 y 9 años. Actualmente todos ellos están incluidos en el target infantil. Diferentes momentos de desarrollo implican diferentes competencias y límites además de un pensamiento más o menos estructurado. Es necesario tener en cuenta la especificidad de cada edad al producir un contenido audiovisual dirigido al público preescolar. Con esta investigación queremos presentar un modelo de clasificación de las series preescolares identificando 4 targets definidos por un especifico nivel de desarrollo cognitivo y emocional: los niños de 2, de 3, de 4 y de 5 años. Siguiendo la hipótesis de un recorrido unidireccional del crecimiento consideramos cada edad el momento a partir del cual es posible acceder al contenido de la serie. Este nivel de especificidad es un elemento innovador en relación con las anteriores clasificaciones, de forma similar al marco teórico, fundamentado en la teoría ecológica del desarrollo humano, propuesta conjuntamente con una aproximación organicista. Se especificaron las competencias fisiológicas, cognitivas y emocionales del niño preescolar, con la finalidad de establecer los momentos mas significativos del desarrollo de este grupo de edad. Se consideró un amplio conjunto de artículos y material científico cuyos resultados, estructurados en un esquema psicoevolutivo original, aclaran cuáles son las competencias y los límites del niño, en su papel de telespectador potencial, desde el nacimiento hasta los seis años. Pensamos que indudablemente el desarrollo del individuo sea contextualizado, sin embargo metodológicamente se fuerza una descripción del desarrollo altamente diferenciada, nomotética y descontextualizada. Esta descripción no niega que más allá de una perspectiva de investigación el individuo sea social y finalmente, único. Al término de esta primera parte de la investigación logramos un primer objetivo del estudio, al poder establecer a qué edad el niño puede acceder al uso del medio televisión e interpretar correctamente el contenido de sus mensajes. Se fijó esta edad en los 24 meses. El constructo (variable subyacente) investigado en la segunda parte de la investigación es la "comprensibilidad de los contenidos para preescolares" y concierne a la complejidad de las características del mensaje y a su formato. Sobre la base del esquema evolutivo realizado, construimos los 31 indicadores multidimensionales que utilizamos para el análisis del contenido de 16 series televisivas dirigidas a un público preescolar. El nuevo modelo de análisis del contenido diseñado se fundamenta entonces en una sucesión de adquisiciones que están determinadas principalmente por la maturación biológica del sistema cognitivo y por esto universalmente válidas. Pooder aplicar ese mismo modelo de análisis en diferentes contextos, independientemente de la influencia cultural representaría la mayor ventaja de nuestra propuesta. La extención del corpus analizado (192 episodios), en relación con la unidad de análisis elegida (intervalos de 30 segundas de duración) consistió describir de forma minuciosa los episodios, que a su vez permitieron generar un preciso perfil de cada serie. Es estudio asume un carácter marcadamente cuantitativo (aplicamos instrumentos de estadística descriptiva e inferencial, como la prueba de correlación o el análisis factorial) y sin embargo se evidencia la complementariedad del análisis de contenido con la dimensión cualitativa del texto, analizando a través de variables dicotómicas y con una finalidad descriptiva. Se llegó a establecer una correspondencia entre las características de las seires componentes de la muestra y la edad de su target potencial, empleando las limitaciones y los avances del desarrollo del telespectador como base de tal clasificación. Esta forma de proceder representa una contribución a una posible aplicación de la psicología del desarrollo en el campo de la comunicación y un intento de reconocer al niño telespectador su papel de público específico, activo y con derecho al uso y disfrute tanto de este como de los demás medios de comunicación.