Cuerpo discapacitado y envidia prometeica en el arte

  1. David Domínguez Escalona 1
  1. 1 Universidad de Granada
    info

    Universidad de Granada

    Granada, España

    ROR https://ror.org/04njjy449

Libro:
III Congreso internacional de investigación en artes visuales. ANIAV 2017.: glocal [codificar, mediar, transformar, vivir]
  1. Emilio José Martínez Arroyo (coord.)
  2. Elias Miguel Perez Garcia (coord.)

Editorial: edUPV, Editorial Universitat Politècnica de València ; Universitat Politècnica de València

ISBN: 978-84-9048-573-6

Año de publicación: 2017

Congreso: Congreso Internacional de Investigación en Artes Visuales. ANIAV (3. 2017. Valencia)

Tipo: Aportación congreso

Resumen

Aunque el cuerpo humano es considerado un objeto obsoleto, es subestimado aún más cuando sufre una discapacidad. El cuerpo anormal de un discapacitado puede convertirse en objeto de perversas estrategias de marketing, cuyo fin es potenciar el complejo de “envidia prometeica” de la que Günter Anders nos habla, e incitarnos al consumismo. La “vergüenza prometeica” viene a ser el complejo de inferioridad que el hombre tiene respecto a los artefactos que fabrica. No podemos tener el aspecto de los productos seriados. Sin embargo, un discapacitado puede acoplarse prótesis manufacturadas industrialmente, pudiendo así adaptarse mejor a los imperativos del mercado. El cuerpo incompleto puede convertirse en un expositor de objetos exclusivos de prestigiosas marcas, recordando al resto de mortales lo que no tienen. Un buen ejemplo es la pierna de cristal Swarovsky de la cantante Viktoria Modesta, prótesis que forma parte del proyecto Alternative limbs de Sophie de Oliveira; o las piernas de cristal que Mathew Barney diseñó para la atleta paraolímpica Amiee Mullins. El arte, puesto al servicio de la medicina y la ingeniería, puede abrir múltiples posibilidades al cuerpo discapacitado. Éste puede ser fetichizado, anulándose el poder subversivo de sus diferencias en nuestra era de la globalización, en la que nuestra vida es cada vez más tecnificada. Como conclusión se proyectará un vídeo de mi exposición “Para qué quiero pies”1, que trata de la contingencia como germen de la creación, del cuerpo accidentado como acontecimiento en el arte. Este proyecto personal, además de visibilizar y poner en valor la discapacidad, incide en la importancia de un cambio educacional en cuanto al cuerpo y nuestra percepción, en la necesidad de espacios que propicien una contemplación, lejos del ruido y exceso de información con las que nos avasallan los medios de comunicación.