La destrucción creadora. Análisis de los aspectos de la destrucción como herramienta del proceso creativo en la pintura española de la posguerra. Antoni Tàpies, Manolo Millares y Antonio Saura

  1. García Perera, José Manuel
Dirigida por:
  1. Carmen Andreu-Lara Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Sevilla

Fecha de defensa: 17 de julio de 2012

Tribunal:
  1. Juan Bautista Peiró López Presidente/a
  2. Paco Lara-Barranco Secretario/a
  3. Jorge Alberto Durán Suárez Vocal
  4. Juan Manuel Calle González Vocal
  5. Constancio Collado Jareño Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 331498 DIALNET lock_openIdus editor

Resumen

La creación plástica no es sólo un proceso de adición. La destrucción juega también un papel fundamental. Tras la II Guerra Mundial Europa queda devastada, y el arte asume esa destrucción como parte de su esencia. Con ello, el artista expresa la angustia que siente ante la situación en la que se encuentra el hombre del momento. Una oleada de destrucción sacude el arte, y España no es ajena a este fenómeno. Con el antecedente que suponen los pintores informalistas europeos, tras la guerra civil y en plena dictadura, el pintor español de la destrucción aborda el acto creativo con una furia inusitada, rasgando, arañado, destruyendo la materia de la que está hecha la creación. La forma pierde su nitidez y la materia toma el protagonismo. Surge entonces en la pintura una belleza convulsa, una belleza fea, así como un desprecio hacia el desarrollo de la técnica industrial que se traduce en la presencia de unas formas orgánicas que parecen ajenas a la mano del hombre. Lo más vulgar puede ser objeto de adoración. El artista se convierte en el antónimo del estruendo de la guerra: se complace en lo rudimentario, básico e instintivo, y ensalza todo aquello que la sociedad de la que forma parte desprecia. La obra de Antoni Tàpies, Manolo Millares y Antonio Saura es especialmente ilustrativa en este sentido. En sus pinturas toma cuerpo la destrucción provocada por la guerra y la dictadura en dos iconos sufrientes: el muro y el cuerpo destruidos. Los muros nos hablan del paredón de fusilamiento, y los cuerpos amorfos lo hacen de ese ser humano que no puede desarrollarse plenamente, herido por las balas y por la falta de libertad. Las obras de estos pintores se convierten en el testimonio de tres personas que sufrieron el yugo de una época de hambre y represión, y que no encontraron otro modo de abordar el acto creativo que no fuera violento y convulso. Esta tragedia, no obstante, encierra esperanza de cambio: el verdadero papel de la destrucción es creador. La materia de la devastación es la base del resurgimiento que tanto anhela el pintor español de la destrucción.