El patrimonio eclesiástico de la iglesia africana romanaestrategias de adquisición, acrecentamiento y consolidación siglos I-V

  1. BUENACASA PEREZ, CARLES
Dirigida por:
  1. Josep Vilella Masana Director/a

Universidad de defensa: Universitat de Barcelona

Fecha de defensa: 28 de septiembre de 2000

Tribunal:
  1. Ramón Teja Casuso Presidente/a
  2. José Fernández Ubiña Secretario
  3. Paul Mattei Vocal
  4. Luis A. García Moreno Vocal
  5. Domenico Vera Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 74795 DIALNET

Resumen

El análisis detallado y atento de la paraca y sincopada documentación disponible pone de manifiesto que, desde el reinado de Septimo Severo (193-211) hasta la llegada de los vándalos, las iglesias norteafricanas eran capaces de celebrar sus cultos con sus correspondientes ritos y tenían su propia liturgia y tradicción. Este estado de cosas hace necesario matizar algunas conclusiones recientes que son excesivamente negativas o pesimistas concernientes al nivel de adaptación al medio romano de estas comunidades. Durante los siglos I-II muchas y cambiantes con las formas que adopta el cristianismo norteafricano, hasta que la acción de Tertuliano, por un lado, y de la Iglesias romana, por el otro, conforman el nuevo aspecto de esta religión que hereda y consolida Cipriano, algunos de cuyos pensamientos se conservan a través de los donatistas en estado puro hasta la islaminación. Es durante este período que se produce el interensantísimo fenómeno de la creación de los patrimonios eclesiásticos que tan bien conocemos para los ss. IV-V, pero que empiezan a gestarse, aunque no de una manera en modo alguna fastuosa, en los ss. I-III. Así, nuestro estudio de los tres primeros siglos considera la extensión y la configuración real de estos patrimonios eclesiásticos, y pone en evidencia que no es hasta época de Constantino I que las Iglesia empieza a crear una red de predios de una gran entidad. A partir del s. IV, la favorecedora legislación imperial, el evergetismo de los privados y la apropiación de los patrimonios de los herejes y de los santuarios paganos constituyen las vías por las que este patrimonio se consolida y acrecienta.