El dinamismo de lo humano: la Antropología filosófica en Ignacio Ellacuría Beascoechea (1930-1989)
- Martínez Vásquez, Luis Arturo
- Juan-Antonio Nicolás Marín Codirector
- Antonio González Fernández Director/a
Universidad de defensa: Universidad de Granada
Fecha de defensa: 12 de abril de 2024
- Juan Antonio Senent de Frutos Presidente/a
- José Antonio Pérez Tapias Secretario
- María Martín Gómez Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
La presente tesis tiene el propósito de analizar el itinerario de Ignacio Ellacuría en su producción filosófica para configurar una Antropología filosófica que responda a las situaciones concretas del contexto de su época. En este sentido, la investigación se ha llevado a cabo desde una organización sincrónica de los escritos del filósofo vascosalvadoreño para evidenciar las opciones que ha tomado en los diferentes momentos de su vida en función de resolver la pregunta acerca del ser humano y su radicalidad. De esta manera, el texto se organiza en tres capítulos, correspondientes a las tres etapas en las que pueden clasificarse sus esfuerzos por presentar sus ideas en relación con el hombre desde una aproximación metafísica en tanto filosofía radical. En el primer capítulo, dedicado a sus escritos juveniles (1948-1962), se destaca la profunda reflexión sobre el hombre, el humanismo y la filosofía. Desde sus primeras obras, Ellacuría muestra un interés marcado por comprender la naturaleza humana en su totalidad, explorando las dimensiones ontológicas, éticas y sociales del ser humano. Su enfoque filosófico se centra en la importancia de situar al hombre en el centro de la reflexión filosófica, reconociendo su papel en la construcción de la sociedad. Ellacuría aborda el tema del humanismo desde una perspectiva crítica, cuestionando las concepciones tradicionales y proponiendo una visión más integral y comprometida con el hombre concreto. Su análisis se caracteriza por una profunda preocupación por las injusticias y desigualdades que afectan a la humanidad, lo que lo lleva a plantear un humanismo sustantivo activo y comprometido con la transformación social. En este sentido, se aborda la idea de la vida como ser del hombre, destacando la centralidad de la vida humana en la reflexión de este filósofo. Se plantea que la vida del hombre no es simplemente un estado biológico, sino que implica una dimensión existencial y relacional que lo define como ser humano, enfatizando en la importancia de comprender la vida humana en su totalidad, considerada en sus dimensiones sociales, culturales y espirituales. Además, se destaca que la vida como ser del hombre implica una apertura a la trascendencia y una coexistencia con otros seres humanos en un entorno compartido. Esta coexistencia se convierte en un proceso de humanización, donde la interacción con los demás y la convivencia en sociedad contribuyen a la construcción de un mundo humano. Asimismo, se resalta que la vida humana se caracteriza por su capacidad de generar relaciones de alteridad y comunidad, donde la individualidad se entrelaza con la colectividad en un proceso de humanización mutua. En el segundo capítulo, titulado "El proyecto antropológico-filosófico de Ignacio Ellacuría", y dedicado a la época de gestación de su proyecto de madurez (1962-1974), se aborda la articulación que realiza de la Antropología filosófica entendida como filosofía primera. En esta etapa, Ellacuría extrae de los textos de Zubiri las temáticas antropológicas fundamentales, las sistematiza y las justifica, ubicándolas dentro de las principales discusiones de esta disciplina. De esta manera, realiza una síntesis antropológica de su maestro, considerándola una metafísica de la realidad humana que resuelve los extremos de las corrientes de pensamiento del siglo XX. La Antropología filosófica desde esta perspectiva estriba en una disciplina que busca responder la pregunta por el ser humano en su totalidad, abordando tanto sus dimensiones individuales como sociales, históricas y culturales. Ellacuría concibe la Antropología filosófica como una reflexión profunda con el talante suficiente para abordar la condición humana, que va más allá de las categorías tradicionales y busca integrar diferentes perspectivas para ofrecer una visión más completa del ser humano. En el apartado "La Antropología filosófica como metafísica de la marginalidad", se aborda la propuesta de Ignacio Ellacuría en sus últimos años de producción académica, etapa denominada como proyecto de madurez (1974-1989). En esta etapa, se destaca que Ellacuría propone una antropología segunda más aplicada, novedosa y superadora de los paradigmas clásicos, y que se ha ido desarrollando en Latinoamérica desde la segunda mitad del siglo XX. Esta antropología busca integrar análisis sociológicos, teológicos, políticos y filosóficos para comprender de manera más precisa la situación humana y sus condiciones, especialmente en contextos de marginalidad y exclusión social. Se parte de la idea de que la metafísica de la marginalidad de Ellacuría se fundamenta en una filosofía que debe abordar las realidades concretas de las personas marginadas y vulnerables, evitando la banalización de sus condiciones. De esta manera, Ellacuría implementa una serie de categorías antropológicas que representan conceptos fundamentales que no solo describen realidades socioeconómicas, sino que también implican un llamado a la acción y a la solidaridad, promoviendo una praxis de liberación que busca revertir la historia en función de transformar las estructuras de injusticia. Así, opera un giro hacia una comprensión transdisciplinaria de la filosofía que implica un cambio en la forma en que se concibe y se practica la filosofía, alejándose de una visión tradicionalmente aislada y autocontenida de la disciplina para adoptar una perspectiva más abierta, colaborativa e integradora. Este enfoque transdisciplinario busca superar las fronteras entre las diferentes áreas del conocimiento y fomentar un abordaje más completo y enriquecedor de los problemas y desafíos contemporáneos. Colecciones